Vecinos del entorno de la Pedreira se querellan contra el Concello por los conciertos de Cantos na Maré
Por Natalia Puga
Vecinos del entorno de la plaza de A Pedreira, en el casco histórico, han presentado una querella contra el Concello de Pontevedra por su proceder el pasado mes de septiembre al autorizar la celebración de conciertos privados del ciclo Cantos na Maré en esta plaza pública impidiendo el acceso a los vecinos de la zona y permitiendo unos ruidos superiores a los autorizados por la ordenanza municipal correspondiente.
La querella, presentada el pasado martes 12 de noviembre en el Juzgado de Guardia de Pontevedra, relata una serie de hechos ocurridos entre los días 13 y 15 de septiembre que los demandantes consideran que serían constitutivos de tres delitos: dos de coacciones (uno de ellos agravado) y uno contra el medio ambiente.
El documento, al que ha tenido acceso PontevedraViva, especifica que la querella no va dirigida a nadie en concreto, sino a las personas que un expediente administrativo del Concello de Pontevedra determine que son responsables de los hechos relatados: "la autoridad que concedió autorización y la persona física o jurídica responsable de la ocupación del espacio público".
En concreto, la querella relata que el acceso a la plaza de la Pedreira, también conocida como plaza de Mugartegui, se puede realizar por medio de tres calles y todas ellas estuvieron cerradas las noches del 13 al 14 y del 14 al 15 de septiembre, de tal modo que hubo dos familias afectadas porque no pudieron acceder a sus propiedades y que se sienten víctimas de un delito de coacciones.
La primera familia no pudo entrar en casa de ninguna forma durante las dos noches seguidas porque en dos de las calles de acceso -Pedreira y Padre Isla- había vallas cerrando el paso y en la tercera, la ubicada por el arco desde la calle César Boente, tan sólo se podía entrar si se pagaba la correspondiente entrada. Ambas noches tuvo que irse a dormir a una vivienda familiar fuera de Pontevedra, en Bueu.
La querella recoge que la noche del 13 al 14 intentó acceder a su domicilio sobre las 23.00 horas, cuando ya había empezado el concierto, y se encontró con que el acceso por César Boente estaba flanqueado y dos empleados de la organización del festival le dijeron que solo podría entrar si pagaba la entrada para los tres miembros de la unidad familiar. A pesar de mostrarles su DNI, en el que figura que su dirección es en esa plaza, no le dejaron pasar y le respondieron que tenían autorización municipal para cerrar la plaza.
Ante esta situación, que tildan de "desagradable", bordeó la manzana e intentó acceder por las plazas Pedreira y Padre Isla, pero en ambos accesos había vallas. En ese momento, llamaron a la Policía Local, que levantó acta de lo ocurrido. Ese informe policial consta en la documentación que acompaña esta querella y recoge literalmente: "podemos comprobar que se encuentra la plaza totalmente cerrada con vallas metálicas (...) el único acceso que tendría el vecino sería a través de la entrada de público en la calle César Boente". A pesar de las quejas, la situación se repitió a la noche siguiente.
La segunda familia podía acceder a su vivienda, pero no al garaje, pues una valla colocada delante de su edificio se lo impedía. La primera noche tuvo "un encontronazo fuerte con los organizadores del evento" y finalmente pudo acceder, sobre las 20.00 horas, pero al día siguiente no pudo salir con su coche al "permanecer obstaculizado por la valla indicada".
Ambas familias se consideran perjudicadas y creen que fueron víctimas de un delito de coacciones, que en el caso de la primera sería agravado, pues, según las explicaciones que aporta este vecino, se vio afectado un derecho fundamental, el de acceso a la vivienda.
Al respecto, cabe reseñar que ambos vecinos, junto a otros 12 del entorno de la plaza, ya habían presentado el pasado 20 de septiembre un escrito de queja en el registro municipal del que todavía no han tenido respuesta en el que especificaban que estos hechos son "un menosprecio hacia los vecinos" y también "la conculcación del derecho fundamental de libre circulación", recogido en el artículo 19 de la Constitución Española.
Tanto en ese escrito de queja como en la querella, los vecinos hacen constar su crítica no solo al hecho de que se organice esa actividad en esas condiciones, sino a la falta de información por parte del Concello, pues a los querellantes, a los 14 vecinos que suscriben la queja y al resto de residentes en el entorno "no se les notificó que los accesos a su vivienda iban a ser cerrados".
El tercer delito al que hace referencia esta querella es contra el medio ambiente. En concreto, relatan que ambas noches los conciertos "superaron con mucho los 55 decibelios permitidos" por la Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente contra la Contaminación Acústica y causaron "molestias a la totalidad de los vecinos del lugar", pudiendo "provocar daños sustanciales en la salud o cuando menos en la estabilidad emocional" de algunos vecinos que tienen deterioro cognitivo o discapacidades psíquicas importantes.
Al respecto, en el citado informe de la Policía Local, al que ha tenido acceso este periódico, recoge que el volumen de decibelios que se escuchaba "es el propio de un concierto (muy alto)". Aunque los vecinos pidieron a los policías que realizasen mediciones de ruidos, no se pudo por falta de medios. "Le informamos que no disponemos de medios técnicos para realizar tal medición", recoge el documento.