La biblioteca de Ciencias Sociales habilita aulas para evitar el colapso de los fines de semana
Por Manu Otero & Cristina Saiz
Las oposiciones a diversos puestos de la administración estatal y autonómica todavía no tienen fecha, pero los aspirantes ya están inmersos de lleno en la preparación de los exámenes. En Pontevedra, la biblioteca de la facultad de Ciencias Sociales es el lugar favorito de muchos estudiantes y los efectos ya empiezan a notarse. Las mesas y pupitres de la sala se llenan a diario, a media mañana es muy difícil encontrar una silla vacía y la masiva afluencia de los fines de semana obliga a abrir aulas para dar cabida a todos los estudiantes.
"Entre semana hay días que se llena la biblioteca pero no siempre podemos abrir aulas porque están ocupadas con clases, pero los sábados sí que solemos abrirlas", explica una de las trabajadoras de la sala de estudio del campus pontevedrés.
Aunque el centro está pensado para la comunidad universitaria, la mayor parte de los usuarios ya han superado esta etapa. Aspirantes a maestro, policía, guardia civil, fisioterapeuta o sanitarios copan las plazas de la biblioteca. "También vienen muchos universitarios, sobre todo pontevedreses que estudian en esta u otras universidades", puntualizan las trabajadoras, quienes reconocen que en estas fechas la mayoría son opositores.
"En la biblioteca hay un ambiente de estudio que contagia, y muchas menos distracciones que en casa", apunta Pablo Seoane, opositor a Guardia Civil, una de las razones por las que elige este espacio para preparar su futuro. "Solemos ir varias compañeras y una siempre tira de la otra, al ir con más gente que estudia lo mismo que tú, si tienes alguna duda, siempre te puedes apoyar", añade Paula Martínez, aspirante a maestra.
Sin embargo, no todo es positivo. "En Navidad y selectivo esto es un agobio, no hay sitio media hora después de abrir", asegura Seoane. "Los peores momentos se producen cuando hay niños de bachillerato, que son gente muy joven y que está muy nerviosa, no dejas de escucharlos hablar, mover hojas o levantarse", reconoce Martínez.
La acumulación de personas y la calefacción caldean el ambiente y son también motivo de crispación entre los usuarios. "Hay momentos en los que no se respira y es necesario abrir la ventana, pero siempre hay alguien que tiene frío y va rápidamente a cerrarla", critica Jaime Vejo, aspirante a profesor de educación Primaria.
Aun así, todo apunta a que ni el calor ni las aglomeraciones no van a poder apagar el tirón de la biblioteca de Ciencias Sociales. Las oposiciones están a la vuelta de la esquina y la afluencia no deja de crecer. "Que haya mucha gente molesta, pero tampoco puedes tener la biblioteca para ti sola", concluye la profesora, Paula Martínez.
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