Perros profesores en las Doroteas
Por Manu Otero & Cristina Saiz
Uma, Trufa, Eco y Goofy fueron los cuatro maestros perrunos que impartieron una clase magistral en el colegio Doroteas a alumnas y alumnos del primer ciclo de Educación Primaria. Estos profes de cuatro patas no enseñaron la tabla de multiplicar, ni a diferenciar entre sustantivos y verbos, ni los nombres de los ríos de España. Los perros dieron a los escolares una lección mucho más importante. Los enseñaron a ser tolerantes, a respetar, a ser solidarios y a trabajar en equipo.
Las encargadas de organizar esta sesión, promovida por la concellería de Benestar Animal que encabeza Paloma Castro, fueron las monitoras de Yaracán Galicia, una organización que se dedica a intervenciones asistidas con perros de terapia en ámbitos asistenciales y educativos. "Impartimos nuestros obradoiros Cuatro patas de apoio de educación en valores", explica la directora de la entidad, Julia Correa.
En esta sesión participaron dos grupos de cerca de cuarenta niños cada uno, divididos en cuatro secciones para trabajar, cada una, con Uma, Trufa, Eco y Goofy. Después de una pequeña introducción teórica, comenzó la interacción directa con los animales. Juegos, risas, caricias y algún que otro susto, que pronto se convirtió en carcajada, al ver como estos canes de imponente tamaño solo buscaban un abrazo. "Valores que nos pueden transmitir los perros a los seres humanos: no critican, no juzgan, no sienten lástima. Todo de forma consciente, tranquila, con respeto, sin gritar y disfrutando del contacto con los animales", explica Correa los objetivos del taller.
Y el comportamiento de los escolares fue ejemplar. "Los niños se hacen responsables de los perros. Les decimos que los tienen que hacer sentir como en casa. En vez de aplaudir, utilizamos el lenguaje de los sordomudos, no correteamos por la sala, esperamos los turnos... Es increible cómo reaccionan los niños con la excitación que supone tener cuatro perros en un aula. Queremos que lo pasen bien, pero sobre todo trabajamos las emociones y lo hacen genial", destaca la directora.
Pero los verdaderos protagonistas de la jornada fueron los cuatro profesores de cuatro patas. "Tienen un carácter u una actitud maravillosa", destacan las cuidadoras. "No tienen que ser de raza, nos fijamos en el carácer, que sean predecibles y sociables. Luego tienen una preparación mínima de dos años en obediencia, pero la espontaneidad que tienen nos encanta porque es lo que hace que las sesiones sean auténticas", concluye la monitora.