El párroco de Lérez se niega a enterrar a un fallecido porque con el coronavirus "no se puede salir de casa"
Por Alejandro Espiño
Creada y actualizada
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Despedir a tu padre siempre es difícil. Y más, sin duda, en estos momentos en los que la pandemia del coronavirus impide a las familias reunirse para dar el último adiós a nuestros seres queridos. Pero este trance se hace incluso mucho más duro cuando no te encuentras más que obstáculos en este camino.
Es lo que ha sufrido Susana Vázquez, una pontevedresa que enterró a su padre hace unos días, víctima del cáncer contra el que llevaba peleando desde hace tiempo. Cuando quiso que el cura de Lérez oficiara su sepelio, éste se negó en rotundo.
"Yo no salía de mi asombro", relata la hija del fallecido a PontevedraViva. "No entiendo que se pueda consentir tal falta de humanidad ", añade sobre el comportamiento de Don Crisanto.
Todo comenzó cuando la funeraria contactó con el párroco. "Como la situación es la que es", relata Susana, optó por incinerar a su padre. Así, el sacerdote solo debía acudir al cementerio para rezar por el fallecido durante el sepelio de las cenizas.
"Era cosa de cinco minutos", explica esta pontevedresa. Pero el párroco, según denuncia la mujer, "se negó a venir, dijo que no iba porque con el coronavirus no se podía salir de casa". A pesar de que le insistieron, la respuesta fue siempre la misma. No iría a enterrar al feligrés.
El sepelio, al que solo acudió Susana y su marido, se pudo celebrar finalmente porque el párroco de Salcedo, aunque no le correspondía asistir, accedió a oficiarlo. "Él tampoco daba crédito a lo que pasó", afirma la denunciante.
"Nos dijo que eso no podía pasar, que era su trabajo, su deber y su obligación enterrar a un fallecido", añade Susana, que explica que cuando agradecieron al cura de Salcedo que enterrara a su padre éste le dijo que "no tenía nada que agradecer, que cómo no iba a venir".
Ahora, esta pontevedresa tiene claro que el funeral por su padre "no lo voy a hacer allí", a pesar de que él "era muy creyente" y, como vecino de Lérez, iba a la misa que oficiaba Don Crisanto "todos los domingos" hasta que su enfermedad se lo impidió.
Además, presentará una queja formal contra el párroco ante el Arzobispado de Santiago porque asegura no entender que sigan avalando sus conductas, especialmente cuando a los sacerdotes "se les supone una serie de principios y valores que este señor no tiene".
En los últimos años, recuerda Susana, este sacerdote es "tristemente famoso" por sus enfrentamientos "continuos" con los feligreses.
El párroco de Lérez, por consejo médico y ante sus 81 años, está "cumpliendo a rajatabla" el confinamiento, según la Iglesia
LA IGLESIA DEFIENDE EL CONFINAMIENTO DEL PÁRROCO
A este respecto, consultado por PontevedraViva, el vicario de Pontevedra, Calixto Cobo, ha asegurado que ninguna familia se ha quejado de la actuación del párroco de Lérez que, por consejo médico y ante sus 81 años, está "cumpliendo a rajatabla" el confinamiento.
"Él no va al cementerio. Cuando le avisan las funerarias se lo recuerda y les autoriza a buscar otro sacerdote", afirma el vicario, que defiende que el cura está siendo "coherente" durante toda esta situación porque "no fue al cementerio ni siquiera tras la muerte de familiares de personas colaboradoras de la parroquia".
A estas últimas, añade Calixto Cobo, "no les pareció mal y, aun más, le pidieron que no fuese al cementerio" porque el sacerdote "no sale ni a comprar comida y tiene una persona que le cocina". Explica que solo acude a celebrar misa "porque tiene el templo al lado".
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