Una propietaria desesperada ante el silencio del Concello: "en mi vivienda ya hay agujeros de ratas de esas de río, no ratones"
Por María José Pita
La mala suerte empezó para Maite García Fontán hace tres años. Porque intentar todo lo legalmente posible para solucionar una situación injusta y no encontrar respuesta en las Administraciones Públicas ya solo puede ser mala suerte para esta ciudadana, o al menos eso es lo que quiere creer.
Por parte del Concello de Pontevedra, en este caso, no se sabe bien dónde está el problema porque Maite solo recibe contestaciones vagas. Cuando le responden, claro. Hasta ha tenido que mediar la Valedora do Pobo para que el consistorio pontevedrés le dé una razón, y de nuevo, esta es imprecisa.
Vayamos por partes.
En el año 1997, Maite García construye una casa cerca de su familia, en el lugar de Casas Novas, Mourente, "mi padre me regaló la mitad del terreno y yo hice el resto", nos comenta esta pontevedresa a través del teléfono. Allí residió hasta que unos problemas de salud la llevaron a trasladar su residencia a las Islas Canarias "yo soy enfermera y trabajé muchos años en el Hospital, pedí una comisión de servicios y me vine para Fuerteventura porque no me sentaba bien el clima de Galicia, y ya llevo aquí 14 años". Desde entonces, su casa en Mourente es su refugio cuando en vacaciones o en fechas señaladas regresaba a a ver a la familia.
Consciente de que una vivienda con terreno necesita mantenimiento, se decidió a contratar a un jardinero todo el año, con vistas también a poder sacar algún rendimiento económico a la casa, alquilándola durante los meses de verano "por ejemplo, el año pasado la tuve alquilada en Airbnb los meses de julio, agosto y septiembre", añade. Pero este verano no se atreve a ofrecerla en alquiler porque, para su sorpresa, han aparecido ratas en la propiedad. "En mi vivienda ya hay agujeros de ratas de esas de río, no ratones", se lamenta.
Los problemas comenzaron en 2017, cuando la maleza de la finca de un vecino alcanzaba su parcela, tal y como recoge en el primer escrito que remitió al Concello de Pontevedra el 4 de septiembre de 2018: "la finca colindante en su zona posterior se encuentra llena de maleza y arbustos que invaden mi terreno y los setos que configuran el cierre de la misma (...) habiéndole ya notificado en 2017 [al vecino] la necesidad de limpiar dicho perímetro (...) Dadas las circunstancias actuales y ante la incapacidad de contactar con el propietario (nombre del propietario) Les agradecería que tomasen las medidas oportunas en este caso".
Paralelamente a esta comunicación por escrito, desde Fuerteventura Maite empieza a telefonear a las diferentes administraciones para ver en qué manera puede resolver este caso. Desde el Concello la derivan a la Xunta y desde la Xunta al Concello. Llegamos al 8 de noviembre de 2018, dos meses después de la primera comunicación escrita. Maite presenta una nueva solicitud en la que informa que, pese a hablar con el vecino, éste se niega a hacer la limpieza y de nuevo pide al Concello una respuesta para saber qué pasos puede dar, temiendo que con las lluvias del invierno la situación empeore.
A principios de 2019 recibe una llamada del Concello informándole de que "una funcionaria va a hacer una inspección ocular de la finca". Parece que la situación empieza a encauzarse. Pero era un espejismo, como pudo comprobar personalmente Maite cuando en el mes de julio, sin tener noticias desde enero, regresó a su casa de Mourente. Aprovecha para acudir al Consistorio de nuevo, en donde le informan "que el informe estaba sin realizar y que habría una persona específica para esta labor".
Todas estas cuestiones las expone Maite en el nuevo escrito que remite al Concello de Pontevedra el 7 de octubre de 2019, un año después de los primeros trámites. La situación ya es crítica. Las ramas y las silvas irrumpen en su terreno, impidiendo incluso que pueda realizar la poda de sus propios setos de bambú, las matas ya han enraizado en su finca y, lo que es más grave, ya empiezan a pulular ratas y otros roedores.
Y de nuevo el silencio por respuesta.
Llegados a este punto, Maite decide acudir a la Valedora do Pobo. Y cuál es su sorpresa que en enero de 2020 recibe una primera contestación de esta institución indicándole que "o Concello de Pontevedra persiste na súa actitude de non enviar a información requirida en relación á súa queixa, a pesar de que a demandamos en dúas ocasións", por lo que proceden a enviar un nuevo aviso a la Administración local.
Finalmente, las gestiones de la Valedora do Pobo lograron que el Concello diese una respuesta, tal y como se recoge en la nueva notificación que desde el organismo autonómico le remitieron a Maite. En este escrito se informa que el Concello declara que el 16 de enero de 2020 un técnico de la Oficina Técnica de Medio Ambiente, Infraestrutura, Enxeñería e Servizos realizó un informe de una visita a la zona y constató que, en efecto, existía abundante maleza y arbolado, procediendo a iniciar los trámites administrativos, con sus plazos oportunos, para, a la mayor brevedad posible, proceder a la "execución dos traballos necesarios de limpeza e desbroce das parcelas afectadas".
Llegamos a junio de 2020, empieza el verano y la situación sigue igual. Por eso Maite García quiere hacer pública su situación.
Está dispuesta a costear ella misma el desbroce de la finca del vecino que linda con la suya, pero necesita su permiso. El problema es que este vecino no reside allí habitualmente y ya desde hace tiempo a Maite le resulta imposible localizarlo.
A este inconveniente se suma una nueva incidencia nada menor. Por debajo de la maleza discurre un regato que, según le han informado en Augas de Galicia, al estar en terreno urbano, su gestión depende del Concello de Pontevedra. Así que esta ciudadana se teme que su asunto va a seguir ramificándose en cuestiones que afectan a lo público, a lo privado y a diversos departamentos. "Yo solo pido que cumplan, del mismo modo que yo todos los años pago casi 500 euros de IBI y 29 todos los meses de basura y un alcantarillado que no llega hasta mi casa", se lamenta esta pontevedresa.
Maite tiene previsto regresar a Galicia en el mes de julio. En esta ocasión, no solo retomará sus visitas al Concello para reclamar una solución, sino que tomará todas las precauciones necesarias para que las ratas, que ya campan a sus anchas por la finca, no le amarguen aún más su tiempo de descanso en familia.
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