El camping de Ons inicia la campaña de verano con todos los fines de semana llenos hasta mediados de agosto
Por Manu Otero
El mes de julio abre la temporada estival en las Rías Baixas. Las banderas azules ya ondean en los arenales, los socorristas comienzan a vigilar las zonas de baño y el cámping de la isla de Ons, en el parque nacional de las Illas Atlánticas, vuelve a abrir sus instalaciones. Los efectos de la pandemia del coronavirus no se notan en el libro de reservas, pero sí en las rutinas de usuarios y personal, que deben cumplir un estricto protocolo de seguridad.
"No notamos mucha diferencia en la demanda", explican desde la central de reservas. Las plazas de acampada para todos los findes de semana del mes de julio y la primera quincena de agosto están ya ocupadas y "entre semana cuesta un poco más pero se van llenando", añaden.
En este sentido, el único matiz que presenta una temporada de verano tan atípica como la del 2020 es el retraso a la hora de cubrir las plazas. "La gente sí que tiene un poco de miedo por lo que pueda pasar", admiten. Para darle tranquilidad a los campistas, desde la agencia tratan de ser lo más flexible posible, pero no pueden aceptar cancelaciones con un margen inferior a 15 días. "Eso lo marca la Xunta", puntualizan.
El funcionamiento de esta instalación sí que presenta novedades con respecto a otros veranos. En la página web del cámping está a disposición del usuario una guía con el protocolo para prevenir contagios por Covid-19 y desde el inicio de la desescalada, los encargados de la gestión de este recinto se pusieron manos a la obra para adaptar las instalaciones a la nueva normalidad.
El campista debe comprometerse, bajo advertencia de expulsión, a respetar los límites de aforo en las zonas comunes, esperar su turno a la hora de hacer el check-in, guardar una distancia de seguridad de dos metros con el resto de clientes o usar mascarillas en caso de que sea inevitable, seguir los itinerarios marcados para evitar aglomeraciones, hacer uso de las papeleras para depositar residuos y realizar lavado de manos de forma constante haciendo uso de los higienizadores repartidos por todo el recinto.
Al mismo tiempo, los trabajadores del cámping se comprometen a realizar una constante limpieza de todas las instalaciones intensificando su periodicidad, formar a todo el personal para aplicar el protocolo y disponer de todos los medios de protección necesarios y aplicar todas las medidas que se recomienden por parte de las autoridades sanitarias.
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