El temor a una crisis económica frena el deseo de comprar una vivienda en el rural que disparó el confinamiento
Por Manu Otero
Pocos guionistas podrían imaginar una historia en la que la población de todo un país tuviese que pasar tres meses encerrada en sus domicilios por una pandemia mundial. Está ocurriendo en el 2020 y a muchos los dejó confinados en pisos pequeños y sin ventanas exteriores. El miedo a un rebrote y la posibilidad del decreto de una nueva cuarentena está acentuando la demanda de casas con jardín y relativamente alejadas de las grandes concentraciones de las urbes.
Primero fue el Colegio de Arquitectos de Pontevedra el que confirmó el creciente interés por este tipo de solares después del estado de alarma. Ahora son las propias inmobiliarias las que reconocen este repunte de consultas para la compra de casas en el rural. Sin embargo, otro miedo distinto, el de una crisis económica, hace que buena parte de estas operaciones acaben en nada.
"Afecta más la incertidumbre económica que el miedo a un nuevo confinamiento", señalan desde Fincas Carro. "Sí que es cierto que existe un repunte en la demanda de esos bienes, pero el proceso de encajar los precios es largo", puntualizan desde la Agencia de la Propiedad Inmobiliaria Javier Tovar. "Hay oferta pero muchas veces no coincide con lo que se demanda", añaden desde Unika.
Es esta última variable la que marca la diferencia entre el cierre y la ruptura de las negociaciones porque "mucha gente busca una casa no muy alejada de Pontevedra, si pueden llegar andando al centro mejor, lista para habitar y a precio de rural. Y eso ya es un imposible", comentan desde la misma empresa.
A pesar de este creciente interés, explica el gerente la firma de Javier Tovar que "los precios se mantienen porque ya era un mercado poco dinámico". En este sentido, aseguran que en el término municipal de Pontevedra pueden adquirirse casas habitables y con terreno por cantidades cercanas a los 180.000 euros, pero por norma general no suelen encontrarse en las ubicaciones más atractivas.
"En Pontevedra hay zonas más calientes y más frías", contextualiza Tovar antes de señalar el tramo entre Pontevedra y Sanxenxo, así como las zonas de Salcedo u O Marco como las que mayor interés generan.
Confesaban esta semana desde el colectivo de arquitectos, en el acto de firma de un convenio entre el Colegio y el Concello, que las consultas para la rehabilitación de viviendas se había disparado en las últimas semanas. Una afirmación que no desmienten desde Fincas Carro, pero que sí matizan. "En esta época de verano siempre sube el interés por tener una casa con terreno. El confinamiento pudo tener cierto arrastre, pero en verano las ventas siempre suben", subrayan.
De hecho, el temor a una recesión económica derivada de la pandemia que pueda hacer crecer las cifras de paro que brotan desde los círculos políticos y empresariales están penalizando esta clásica campaña inmobiliaria de verano. "Estamos atemorizando a la gente", confiesan desde esta inmobiliaria convencidos de que los clientes está más preocupados por no poder pagar una hipoteca que por volver a ser confinados.