Tenebrio molitor, o gusano de la harina, esa es la materia prima con la que dos pontevedreses han comenzado a levantar su proyecto empresarial. Héctor Fernánez, biólogo; y Manuel Ángel Gil, ingeniero forestal, se han adentrado en la insecticultura destinada a la alimentación de aves, peces y mascotas.
Dado que la coyuntura pandémica ralentiza prácticamente todo, en este caso Manuel y Héctor están centrados en establecer un óptimo protocolo de cría. Como explica Manuel Gil en el programa Cara a cara, dicho protocolo conlleva reproducir un hábitat semejante al que viven estos insectos.
Con las larvas renuevan el ciclo vital; los gusanos se venden vivos, deshidratados o congelados como alimento para las especies señaladas. Además las deposiciones también se aprovechan elaborando abono para plantas. Esto es, una iniciativa que comienza y termina de forma sostenible.
En el norte peninsular son muy escasos este tipo de proyectos empresariales. Los hay que también elaboran harinas de insectos para la alimentación animal, algo que por el momento descartan por cuestión de inversión de capital. Lo que no descartan más adelante es la cría de otras especies de insectos.
"Tenemos ya pequeños productores de aves interesados en darle a sus gallinas este alimento natural. Antes nadie se cuestionaba que las gallinas comieran lombrices y les aporta una proteína más digestible que la que lleva un pienso, además de un mayor porcentaje proteínico" expone Manuel en PontevedraViva Radio. Si sus perspectivas se cumplen, a mediados del próximo año podrían estar a pleno rendimiento.