Dos aparcamientos disuasorios de aspecto marciano
Por Manu Otero & Mónica Patxot
Si el amartizaje del rover Perseverance de la Nasa fuese un montaje podría haberse rodado perfectamente en cualquiera de los dos aparcamientos disuasorios de tierra de Pontevedra. Las parcelas de Mollavao y la situada frente al pabellón Municipal se parecen más a un paisaje del planeta rojo que a una área de estacionamiento. La falta de mantenimiento, las lluvias y el constante paso de vehículos han provocado profundos baches, elevadas dunas y peligrosas balsas de agua que dificultan el acceso de los conductores.
"Solía aparcar siempre en este aparcamiento porque está cerca del centro pero hace meses que no me atrevo a meter el coche ahí. Tengo miedo a que me toque abajo o se rompa algo. Por no hablar de que cuando llueve los baches parecen lagos", relata su experiencia Silvia Martínez, que conduce a diario hasta Pontevedra para trabajar. "Muchas veces encontrar aparcamiento en otro sitio es complicado, intento llegar antes de tiempo para buscar con calma. Pero muchas veces tengo que meterlo en un párking de pago", lamenta.
Su caso no es aislado. "Cada vez vienen menos coches", reconoce una de las personas que pasa todas las mañanas en el disuasorio del Municipal para señalar a los conductores dónde aparcar. "Antes no había sitio, ahora hay de sobra", lamenta. El mal estado de la parcela afecta también a su situación económica, muchos conductores le daban una propina por encontrarle un sitio o ayudarle a maniobrar, ahora no necesitan sus indicaciones pero aun así algunos todavía le dan alguna ayuda, reconoce.
Moverse por estos terrenos resulta complicado. El Concello solía adecentar estas zonas una vez al año rellenando los baches con gravilla y aplanando los resaltos. Sin embargo, ha pasado ya más de un año de la última intervención y el estado de estas parcelas es el peor que se recuerda. "La entrada está impracticable", puntualiza otro usuario habitual del disuasorio del municipal. "Y el carril de la izquierda se parece más a un circuito de motocrós que a un párking", añade. Y en el disuasorio de Mollavao, la situación, aunque menos acusada, es igual de grave.
Pero la movilidad no es el único problema. Muchos propietarios de vehículos tienen estos aparcamientos su plaza de aparcamiento habitual, algo que no pasa desapercibido para los ladrones. "Dejé el equipo en el coche una noche y al día siguiente me encontré la vetanilla rota, me habían robado", recuerda una fotógrafa la experiencia que la llevó a "no aparcar nunca más allí".
En la concellería de Desenvolvemento Sostible y Medio Natural del Concello de Pontevedra ya tienen diseñadadas sendas intervenciones para regenerar estos espacios. Sin embargo, están a la espera de que Costas dé el visto bueno a la desafectación del entorno del Municipal y a la concesión al Concello del uso de la parcela de Mollavao.
Iván Puentes, responsable de este departamento, explica que ambos expedientes se encuentran ya en marcha desde los primeros meses de mandato. Sin embargo, son conscientes de que los trámites, aunque están en plazo, se alargarán al menos un par de años más. El proyecto que maneja el socialista para por reordenar y pavimentar la parcela del municipal dotándola también de espacios verdes y de realizar una operación de mayor calado en Mollavao, integrando la parcela en el paseo a Os Praceres y manteniendo también la zona de aparcamiento.
Mientras tanto, la reparación de ambos aparcamientos está en manos de la concellería de Obras Urbanas que dirige Demetrio Gómez, que también precisa el consentimiento de Costas para realizar cualquier tipo de intervención, por mínima que sea, en suelo de dominio público marítimo terrestre.
Aunque son de las más empleadas, la de Mollavao y el Municipal, con un aforo para 185 y 275 coches respectivamente, no son las únicas parcelas que se emplean como aparcamientos disuasorios gratuitos. En el centro de Pontevedra existen otras ocho áreas de estacionamiento con una capacidad total de 1.300 vehículos ubicadas en el entorno de Pasarón, en el IES Torrente Ballester, en A Parda, en el muelle de Corbaceiras, en Alexandre Bóveda, en Valdecorvos, en los terrenos de Tafisa y, el más grande, en la explanada del Recinto Ferial y Pazo da Cultura.
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