La agresión sexual en el festival Armadiña acaba en condena: un año y tres meses de cárcel
Por Natalia Puga
Un año y tres meses de prisión. Esa es la condena que deberá cumplir un vecino de Pontevedra de 41 años de edad como autor de la agresión sexual a una joven durante la celebración del festival Armadiña Rock de Combarro, en Poio, del año 2018.
El joven, que cuando sucedieron los hechos y fue detenido por la Guardia Civil tenía 38 años, acaba de ser condenado por el Juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra como autor de un delito de agresión sexual por lo que también tendrá que indemnizar a su víctima con 2.500 euros.
La sentencia, contra la que se puede interponer recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Pontevedra, la adelantó este miércoles el periodista Alfredo López Penide en La Voz de Galicia. En ella, el magistrado Miguel Aramburu García-Pintos, confirma que los hechos están consumados, ya que en un primer momento tocó la entre pierna de la víctima y luego, ya empleando la fuerza física, los pechos.
Los hechos sucedieron el 6 de agosto de 2018 alrededor de las dos de la madrugada, cuando la víctima se encontraba en el lugar de A Seca, en Poio, en una zona en la que estaba acampada con unos amigos asistiendo al citado festival. La joven se apartó de la caravana en la que dormían y se acercó la un lugar próximo y escondido para poder orinar, según los hechos que declara probado el fallo judicial.
Una vez allí y cuando estaba subiendo el pantalón, se acercó a ella el acusado, J.M.C.L., y le metió una mano en la entre pierna. La joven reaccionó insultándolo y el acusado le dijo "ahora por puta te voy a violar", al tiempo que la agarraba y la desplazaba hacia una reja.
El acusado, según declara probado el magistrado, "comenzó a tocarla por el cuerpo mientras hacía fuerza para agarrarla tocándole en los pechos". La joven intentó liberarse, "arañó en la cara" a su atacante y "comenzó a chillar pidiendo auxilio", por lo que él la dejó libre y marchó del lugar. En ese momento, los amigos de la víctima se acercaron al lugar.
Durante el juicio celebrado el pasado mes de abril, una amiga de la víctima relató que antes de que sucediesen esos hechos ella también había ido a orinar a la misma zona con una compañera y allí había un hombre "que se estaba tocando". Contó también que escuchó chillar a la víctima y, cuando llegaron a su lado, vieron que estaban ella y el acusado y él decía "no la toqué, no hice nada". Pudo percibir que tenía arañada la cara.
Otra testigo confirmó que ya había visto antes un hombre tocándose en esa zona y que, cuando escuchó chillar a la víctima y acudió al lugar, vio el acusado y observó como "tenía la cara con marcas como de uñas".
Dos jóvenes más que declararon en el juicio confirmaron que escucharon chillar a la víctima, fueron al lugar y al llegar vieron a un hombre salir muy nervioso, y detrás de él a las dos testigos anteriores. Este chico iluminó con una linterna y le vio la cara, observando que estaba arañado.
El acusado negó los hechos diciendo "no tengo nada que ver con eso" y justificó sus lesiones indicado que se había dañado con unas palmas y que no recordaba lo acontecido. Su esposa declaró que había tenido una discusión con él esa noche y marchó del lugar y que luego estuvo en contacto con su marido por teléfono, que en esas llamadas no oyó ninguna bronca.
El magistrado considera "salientable la coincidencia en el relato de las testigos" que acudieron a las llamadas de auxilio de la víctima, pues "no existen contradicciones que justifiquen una duda sobre su veracidad". También coincide el relato con el narrado por los agentes de la Guardia Civil en lo relativo a la identificación del acusado.
Además, le da total credibilidad al relato de la víctima, "coherente" y en el que "no se vislumbran contradicciones internas en él que lo hagan inverosímil".