Un hombre se enfrenta a 30 años de cárcel por agresión sexual continuada a las dos hijas de su pareja
Por Redacción
Un hombre se sentará en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Pontevedra el próximo jueves 30 de septiembre por haber presuntamente agredido sexualmente a las dos hijas de su pareja, que eran menores de edad.
La Fiscalía de Pontevedra solicita que sea condenado a 30 años de cárcel como autor de dos delitos de agresión sexual continuada a menores de 16 años, además de otros cuatro años en libertad vigilada tras su salida de prisión y una orden de alejamiento que le impida acercarse a sus víctimas durante 17 años.
El fiscal pedirá a la sección segunda de la Audiencia que también le prohíba trabajar, de manera retribuida o no, en cualquier empleo que suponga un contacto regular y directo con menores durante tres años más a la pena de cárcel que se le imponga. También interesa para sus víctimas una indemnización de 15.000 euros.
El escrito de acusación redactado por la Fiscalía relata que los hechos se produjeron en un municipio del partido judicial de Porriño y comenzaron a principios de 2015, cuando el acusado convivía con su pareja, las dos hijas de ésta y un tercer menor, hijo biológico de él.
El primer episodio de abusos se produjo cuando el acusado estaba viendo una película tumbado en cama con una de las niñas, de 13 años de edad, la inmovilizó y le realizó una serie de tocamientos por debajo de la ropa.
Según el fiscal, estos episodios se repitieron "con regularidad" durante nueve meses, llegando en algunas ocasiones a intentar besarla y penetrarla con los dedos, "a pesar de los ruegos de la víctima para que parase".
El ministerio público añade que los episodios con la segunda víctima empezaron a partir del verano de ese mismo año. El 'modus operandi' era el mismo y siempre aprovechaba que se quedaba solo con ella en casa y que la menor estaba entretenida viendo la televisión.
En el caso de esta segunda niña, los hechos se repitieron hasta que en junio de 2016 la menor le contó a su madre lo que estaba ocurriendo y que, en alguna ocasión, le obligaba a hacerle felaciones.
El escrito de acusación indica que el acusado pedía a sus víctimas que no dijeran nada "que no las iban a creer y que destruirían la familia".
El impacto de estos hechos en la vida de las niñas fue muy importante. Según sostiene el fiscal, año y medio después de los últimos episodios, una de las menores intentó quitarse la vida mediante una ingesta excesiva de medicamentos debido, según las psiquiatras que la atendieron, a una "sintomatología postraumática y ansioso-depresiva".
Además, el instituto en el que estudiaba la niña tuvo que activar el protocolo de prevención de suicidios después de que ésta se autolesionase en el colegio.