Un hombre que llevaba una doble vida, a juicio por estafar a la novia con la que vivía en Pontevedra y pedir un crédito a su nombre
Por Natalia Puga
Un hombre se sentará el próximo jueves 28 de octubre en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial por presuntamente estafar a su pareja, con la que convivía en Pontevedra ocultándole que llevaba una doble vida, pues estaba casado y tenía otra vivienda con su mujer en Melide.
La Fiscalía considera que el hombre, de iniciales I.S.G. es autor de un delito continuado de estafa y pide al tribunal de la sección segunda de la Audiencia que le imponga una pena de 4 años de prisión y el pago de una multa de 3.000 euros, 10 meses a razón de una cuota diaria de 10 euros. Además, pide que se le condene a indemnizar a su víctima con 22.483,65 euros, cantidad que supuestamente le defraudó con engaños.
Asimismo, el fiscal pide que pague a su víctima las cantidades derivadas de la solicitud de un crédito de 50.000 euros que pidieron con cargo al sueldo de ella durante la relación.
El hombre ya fue condenado en el año 2014 por un delito de defraudación tributaria a la pena de dos años de prisión. Ese mismo año, en mayo de 2014 contactó con la víctima a través de Internet, según el fiscal, "con el propósito de obtener un beneficio económico".
El acusado, según el fiscal, le dijo que era soltero y bróker en las bolsas de Londres y Hong Kong, así como ocasionalmente en la de Barcelona. Ella era médico y pasaba por una situación de ruptura con su pareja tras 14 años de relación.
El acusado la víctima iniciaron una relación sentimental y en junio comenzaron una convivencia en la vivienda de ella en la ciudad de Pontevedra. El acusado se ausentaba de forma constante alegando razones laborales. Para hacer posible el engaño, utilizó las empresas Vocelio y Flash Media, que le proporcionaban prefijos de los lugares a los que decía ir, tales como Hong Kong, de manera que le daba a ella un número con el prefijo de dicha ciudad como si fuese el de su oficina y si ella llamaba y no le contestaban, salía una locución en chino.
En realidad, el acusado estaba casado y no realizaba tales viajes, sino que se quedaba en Melide con su esposa, pero la víctima, engañada, incluso le llevaba hasta el aeropuerto de Santiago para sus viajes. En realidad, allí le iba a recoger su mujer.
El acusado le hizo creer que se trataba de una relación seria que deseaba formalizar y le hizo partícipe de algunos acontecimientos familiares. En enero de 2015 le manifestó que tenía problemas laborales, por lo que se encontraba muy abatido, ya que le habían bloqueado las cuentas corrientes por ser avalista del negocio de su padre y que por ello no tenía liquidez.
La mujer le creyó y corrió con todos los gastos diarios, le dio determinadas cantidades de dinero y él la convenció para que pidiese un crédito de 50.000 euros avalado con su nómina del hospital, diciéndole que pronto cobraría una suma importante y podría cancelarlo. Usando ese crédito, realizó desde el ordenador de ella dos transferencias, una a favor de su mujer y la otra a favor de su padre. No consta que ni la esposa ni el padre estuviesen enterados de las argucias del acusado.
En ese tiempo, además, compraba por Internet y disponía de dinero mediante Hal Cash, sin conocimiento de la víctima. Ella le creía y, pese a que el director del banco le avisó de estas operaciones, él le dio excusas que creyó.
Él le prometió que lo pagaría todo en breve, ya que tenía en marcha un buen negocio de vehículos, para el que le propuso viajar con él a Italia, en donde tenía reservado un Porsche y otros vehículos.
La víctima empezó a darse cuenta del os engaños cuando llegó a Italia y no había ningún coche y recibió una llamada de una persona que aseguró ser la esposa del acusado. Le pidió explicaciones y él lo negó, diciendo que era mentira y que se trataba de una novia despechada. Sin embargo, ella devolvió la llamada al mismo número y la esposa le envió una foto de la boda.
La mujer le pidió al acusado que le devolviese el dinero, pero, lejos de hacerlo, hizo dos transferencias en concepto de 'pago de decoración' y abandonó el domicilio. En total, se quedó con 22.483,65 euros de ella, a través de transferencias a su esposa y su padre y distintas compras y pagos por internet.