Ahórrate el entierro, dona tu cuerpo
Por Oskar Viéitez
La morgue de la Facultad de Medicina de Santiago tiene colgado el cartel de "completo".
Los dos pozos de formol y las 24 cámaras de frío de que dispone el centro académico están ocupadas por los cadáveres de aquellas personas que en su día decidieron donar su propio cuerpo para la ciencia. Una decisión que cada día es más frecuente. Aunque no siempre sucedió así.
Dos son las razones que justifican este cambio, según explicaron desde el Departamento de ciencias Morfolóxicas de la Universidad de Santiago, la evolución de la mentalidad en los gallegos, que antes rechazaban de pleno esta posibilidad y ahora son más altruistas, y la segunda, tiene que ver con la crisis: porque donar el cuerpo a la ciencia es una forma de ahorrarse el entierro.
Antiguamente los asilos, los centros de caridad o los psiquiátricos eran los proveedores de cuerpos para el estudio universitario, una circunstancia que se prohibió por ley en la década de los 80. Empezó entonces una época de escasez en la que los pocos cuerpos que se disponían lucían mil zurcidos diferentes.
Hoy, en cambio, los difuntos apenas completan dos cursos en la universidad, y en un par de años tienen garantizado el entierro gratuito. Mejor dicho, son incinerados en el crematorio de A Coruña y sus cenizas devueltas a Compostela para reposar en un cenicero común junto a otros donantes en el cementerio de Boisaca.
¿Quiere ser donante?
La facultad de Medicina de Santiago solo acepta donaciones de cadáveres procedentes del territorio de Galicia y se reserva el derecho de determinar la aceptabilidad de una donación.
Así se rechazan aquellos cuerpos con enfermedades infecciosas, heridas o cirugías recientes, obesidad mórbida, EEB, úlceras o cuando no se pueda asegurar una preparación correcta de la conservación.
Los que sí se admiten tardan un año en estar preparados para su uso.
Cuando el donante fallece, sus allegados deben comunicar con la facultad de Medicina de Santiago que en las primeras 48 horas se hace cargo del cadáver, trasladándolo a la unidad de Anatomía Patológica del hospital Clínico Universitario de Santiago.