"Había mujeres completas e incompletas. Eran divididas para que no se contagiaran"

Pontevedra
09 de abril 2022

El papel que durante el fraquismo tuvo el conocido como Patronato de Protección a la Mujer, presidido por Carmen Polo de Franco, fue abordado en las jornadas Individuas de dudosa moral, celebradas en Pontevedra con el impulso del departamento de memoria histórica de la Deputación

Llum Quiñonero y Enriqueta Barranco
Llum Quiñonero y Enriqueta Barranco / Deputación de Pontevedra

El papel que durante el fraquismo tuvo el conocido como Patronato de Protección a la Mujer, presidido por Carmen Polo de Franco, fue abordado en las jornadas Individuas de dudosa moral, celebradas en Pontevedra con el impulso del departamento de memoria histórica de la Deputación.

La investigadora, periodista y escritora Llum Quiñonero fue la encargada junto a la doctora en Medicina Enriqueta Barranco de hablar de esta institución, que estuvo activa entre 1941 y 1985 con hasta 900 centros de internamiento regentados por diferentes congregaciones religiosas.

Su función, han explicado, era la "dignificación moral" de las chicas, "para impedir su explotación, apartarlas del vicio y educarlas en las enseñanzas de la religión católica".

"Había que reeducar a las que se consideraban descarriadas, caídas o en riesgo de caer, según el lenguaje del momento", ha subrayado Quiñonero.

Así, cualquiera joven que fuera considerada "de dudosa moral, que no asumiera la autoridad paterna, saliera con los varones o incluso fuera mucho a los bailes", podía ser denunciada por la propia familia, por una visitadora de la institución, por un sacerdote o por vecinos.

Acababa así en un centro de este patronato "sin tribunal ni condena" donde las chicas, de entre 14 y 25 años, eran clasificadas en relación a "si habían pasado por la cama con algún hombre", dividiéndolas entre "completas e incompletas" e iban a unos centros u otros "para que no se contagiaran".

Una vez en el internamiento, lo que hacían las mujeres "era ir la misa, rezar el rosario y limpiar y ya en las últimas décadas había talleres y trabajo esclavo para empresas externas".

Una vez explicada la realidad de represión en esta institución, la investigadora ha criticado el escaso debate e información que se ha dado sobre ella hasta el momento, porque la llegada a la democracia "pasó por alto y no movió las instituciones franquistas".

"La envergadura del daño causado es alta y está por conocer, pero las organizaciones religiosas que allí regentaban salieron incólumes, no dieron cuenta y nadie se la pidió. Los responsables están impunes", ha sentenciado

Por su parte, la médica Enriqueta Barranco puso nombre a las órdenes religiosas y comunidades seglares que se repartieron la "reforma" de las mujeres en España, entre ellas las Adoratrices, Oblatas del Santísimo Redentor, Trinitarias, Señoritas Cruzadas Evangélicas, Esclavas de la Virgen Dolorosa, Buen Pastor, Auxiliares del Buen Pastor o Hijas de la Caridad.

En concreto, hizo un recorrido por la estructura y funciones del Patronato de Protección de la Mujer de Lugo, donde el mayor número de ingresos estaban tipificados por causas como "peligros morales", vida irregular o licenciosa, "malas compañías", ser gestantes, o amores ilícitos varios.