Condenado por hacer un juego de contenido sexual con la hija de 13 años de su pareja e intentarlo con su sobrina
Por Natalia Puga
La Audiencia Provincial de Pontevedra acaba de condenar a penas de cárcel y multa a un hombre que, según la sentencia, grabó vídeos de las partes íntimas de la hija menor de su pareja sin su consentimiento y realizó con ella juegos de contenido sexual en los que ella acabó tocándole los genitales.
Los hechos ocurrieron en un domicilio del partido judicial de Caldas de Reis en el año 2019 y fueron juzgados el pasado mes de mayo en la sección segunda de la Audiencia pontevedresa. Finalmente acabó en condena con la conformidad del propio acusado, que reconoció los hechos en relación con la hija de su pareja, que tenía entonces 13 años, y también que intentó el mismo juego con la sobrina, si bien sin éxito.
Fruto del acuerdo de conformidad previo acordado entre el acusado y el fiscal, el juicio no llegó a celebrarse y la magistrada Rosario Cimadevila dictó una sentencia que ya es firme y sin posibilidad de recurso.
La Audiencia le condena por un delito de descubrimiento y revelación de secretos "en forma de ejecución imperfecta de tentativa" y dos de abuso sexual a menor de 16 años, los tres con las circunstancias atenuantes de confesión tardía y reparación del daño.
Deberá cumplir por estos tres delitos cuatro años y dos meses de prisión, el pago de 6.840 euros de multa (38 meses a razón de seis euros diarios) y una orden de alejamiento que le impide aproximarse a una distancia inferior a 200 metros de sus dos víctimas y comunicarse con ellas durante dos años.
En concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar a la hija de su entonces pareja con 3.000 euros por daño moral. Esta cantidad ya la ha pagado.
El acusado reconoció que en los primeros meses del año 2019 vivía con su mujer y la hija de ésta, de 13 años, y realizó varios videos en el salón en los que enfocaba directamente al pecho y a las partes íntimas de la niña. Lo hizo con su teléfono móvil, a escondidas y sin que la menor tuviera conocimiento, si bien su pareja se los encontró sin que los difundiese.
Después de eso, un día que ella llegó temprano a su casa y estaban los dos solos, el acusado le propuso realizar un juego que consistía en que la menor tenía que reconocer con el tacto los objetos que él le daba. La niña accedió a jugar, él le puso una venda en los ojos y le dio unos guantes de látex.
Después de pasarle diversos objetos, le puso su pene erecto entre las manos al tiempo que le decía que las moviese. Ella lo hizo hasta que en un momento dado él se levantó, le quitó los guantes y le pidió que no se quitara la venda hasta que él saliera de la habitación. Después de este día, le propuso volver a jugar, pero ella se negó.
En el verano de ese mismo año, el acusado dirigió numerosos mensajes a una prima de la chica, sobrina de su pareja, que también tenía 13 años, y le propuso realizar el mismo juego y le pidió que fuera a su piso cuando estuviera solo para realizarlo. Insistió repetidamente para que se animara a jugar, pero ella nunca llegó a hacerlo.
Tanto con la hija como con la sobrina de su pareja, tuvo "intención de satisfacer sus deseos sexuales" y lo hizo "vulnerando la indemnidad de la menor".
Finalmente, su pareja denunció los hechos ante la Guardia Civil el 11 de diciembre de 2019.