El repentino cierre del Bar Plaza deja solo cinco locales de hostelería en funcionamiento en la primera planta de la mercado de abastos de Pontevedra: A Batea, A Fervella, Na Póla, Umami Poke y Olmos Gastrobar. Los seis restantes, que inauguraron este espacio en agosto del 2019, han ido cerrando de forma paulatina tras el estallido de la pandemia de la covid-19.
Sin embargo, todavía hay motivos para la esperanza. O eso aseguran desde la concellería de Promoción Económica, departamento que se ocupa de la gestión del Mercado. "Estamos a traballar na licitación. Promoción Económica ten máis que feito o seu traballo e estamos á espera do informe dos servicios técnicos do Concello. Non me cabe ningunha duda de que a xente se vai presentar de forma masiva porque estamos a recibir moitas chamadas de xente que quere un espazo dentro", argumenta la edila Yoya Blanco.
Todavía no hay fecha para la salida de este concurso y los hosteleros que todavía resisten en la primera planta de la plaza viven el proceso con desconfianza. "Llevamos un año esperando por esos informes", comentan.
La convocatoria consta de 19 puestos que ocuparán un total de 25 casetas. Además también saldrá a concurso la concesión del recientemente cerrado Bar Plaza. La que está asegurada, confirma Blanco, es la presencia del Carlos Oroza, que dispondrá de un puesto para que los alumnos de último curso de sus titulaciones de hostelería lleven a cabo prácticas y proyectos académicos. Del mismo modo, si Pontevedra resulta elegida Capital Española de la Gastronomía para el próximo año, habrá un puesto dedicado a este logro en el Gastroespazo.
Desde el gobierno local siguen defendiendo que el espacio gastronómico de la plaza de abastos no está muerto. "Hai uns días estivemos alí coa exposición do Colexio de Arquitectos de Galicia, segue habendo dinamización e campañas de promoción e estamos a traballar intensamente na decoración do Nadal, que sempre é chamativa, pero este ano será espectacular", declara la concelleira socialista.
Aun así, reconoce que la pandemia supuso un duro golpe para este recinto. "É verdade que hai algunha baixa derivada de enfermidade de xente moi proactiva no mercado e tamén de xente que tiña un negocio fóra do mercado e como consecuencia da pandemia decidiu continuar só co negocio de fóra", justifica Blanco.
Sin embargo, entre el empresariado del Gastroespazo reina el pesimismo y critican que la falta de iniciativas y de flexibilidad con la normativa impide el crecimiento de los negocios. Se quejan los hosteleros de que no está permitido colocar una televisión para seguir eventos deportivos, que no se reparan ni se reponen los elementos del mobiliario dañados, de que el horario de servicio los hace competir en inferioridad de condiciones con los locales de fuera del mercado o de falta de visibilidad, atrativos y promoción que seduzca a los consumidores. "Es cierto que no hay una marca que ejerza de locomotora, pero si no le das facilidades la locomotora se va o no viene", explican en la primera planta.
Un punto en el que coinciden todos los implicados es que la pandemia y las posteriores restricciones marcaron un antes y un después en el funcionamiento del Gastroespazo. Muchos de ellos nunca volvieron a levantar la verja y otros decidieron abandonar como consecuencia de la caída de clientes y de la rigidez de las restricciones.
Lo cierto es que tres años después de la inauguración de un espacio gastronómico que generó una gran expectación, la primera planta del Mercado está en declive y solo la llegada de nuevos establecimientos puede hacer que remonte el vuelo.