"Es una gozada encontrar un cómic de los que casi no hay. Es una sensación cojonuda"

Pontevedra
18 de enero 2023

Nada hacía presagiar que un viaje a Asturias, con apenas trece años, iba a ser trascendental en la vida de Rafa Domínguez. Cuando todavía no soñaba con ser médico o, ni por asomo, dedicarse a la política, se encontró con una pasión que le acompaña desde entonces: los cómics. Treinta años después su colección crece día a día. Presume de tener "entre dos mil y tres mil cómics"

Rafa Domínguez, con su colección de cómics
Rafa Domínguez, con su colección de cómics / Mónica Patxot

Nada hacía presagiar que un viaje a Asturias, con apenas trece años, iba a ser trascendental en la vida de Rafa Domínguez. Cuando todavía no soñaba con ser médico o, ni por asomo, dedicarse a la política, se encontró con una pasión que le acompaña desde entonces: los cómics.

En casa de uno de sus primos, durante esas vacaciones de preadolescente, cayó en sus manos su primer cómic. "Yo siempre fui lector de libros y de novelas de todo tipo, pero con los cómics empecé ahí", relata Domínguez. "Leí unos cuantos que tenía y dije: esto es lo que me gusta".

Treinta años después su colección crece día a día. Presume de tener "entre dos mil y tres mil cómics". Ni él lo sabe bien porque, aunque hace poco ha comenzado a catalogarlos, tiene tarea por delante. Las estanterías de sus casas de Pontevedra y Sanxenxo ya se quedan pequeñas.

En tierras asturianas descubrió su afición pero, como él mismo reconoce, "mi adicción" comenzó con sus frecuentes visitas a la librería Paz. "Lo que ellos traían era lo que yo compraba. Me aconsejaban siempre", recuerda, y al mismo ritmo iba creciendo su colección.

El primer cómic que compró "fue uno que ya no tengo", lamenta Rafa Domínguez. Fue un 'crossover' entre Batman y Hulk "que ahora vale mucho dinero". Ahí comenzó su "obsesión" con el hombre murciélago, el personaje que le apasionó desde que se cruzó en su camino.

"Hace quince años en Valencia encontré un lote de 75 cómics de Batman que lo vendían entero. Ahí fue cuando empecé a coleccionar en serio", subraya Domínguez, que presume con orgullo de ser un "friki" de este tipo de historias.

Tanto es así que, de los cómics de Batman que se han publicado en España desde los años 70 "lo tengo casi todo", si bien los anteriores "son muy complicados de conseguir". Atesora, eso sí, un ejemplar de 1958 que, como el resto de su colección conserva entre cartones antiácido y fundas de plástico "para protegerlos y que no se estropeen".

No es, sin embargo, el cómic más antiguo que tiene en su poder. Una de sus joyas más preciadas es una colección "que es casi imposible de conseguir ahora". Son del año 1948. Trece números de una serie editada en España, Robin y el murciélago, que plagió las historias de Batman.

Todas las mañanas entra en internet y rastrea la red en busca de títulos singulares, participando en subastas por los números más preciados. Pero reconoce que "lo que me gusta son los rastros". En el de Pontevedra halló el número 1 de Supermán del 1978 en japonés.

"No sé cómo llegó hasta aquí. Lo compré por dos euros y ahora puede costar unos 200", detalla. Dublín, Londres, Madrid, Barcelona... en cada ciudad a la que va compra alguno en mercadillos o tiendas especializadas. "Mi mujer me regaña muchas veces", explica con cierta diversión.

Reconoce que, encontrar alguna de estas joyas por las que se pelean los coleccionistas, "es una sensación cojonuda", aunque asegura que nunca pagó cantidades abismales por ellos. El único capricho que se dio, el Batman Año 1 de Frank Miller, "que cambió el sector en los 80".

Pagó en su momento unas 8.000 pesetas. No más de 400 euros gastó el pasado verano en un lote de 150 cómics de Batman Novaro que vendían los herederos de un librero de Barcelona. "Si hubiese hecho esta colección en Estados Unidos no necesitaba trabajar nunca más", afirma.

Por sus estanterías, además de Batman, hay cómics "de todo tipo", aunque en su mayor parte historias de superhéroes. "Si lees los más antiguos ves cómo ha cambiado la sociedad, desde portadas machistas hasta cuando hablaron de la droga por primera vez", explica fascinado.

Y sí, también posee una larga lista de novelas gráficas editadas por artistas gallegos, entre ellos Kiko da Silva o Miguelanxo Prado. Galicia, subraya Domínguez, "es una potencia mundial en el cómic" y desde todos sus rincones "hemos exportado grandes autores".

La visita por su colección termina con una recomendación. Sandman, de Neil Gailman. "Es el mejor que se ha editado en España. Te vuela la cabeza, es espectacular", afirma. No es de extrañar que, con esa pasión que muestra, este título ocupe un lugar privilegiado en sus estanterías.