Ya es oficial. El edificio central de la pontevedresa plaza de Curros Enríquez ha dejado de pertenecer al Casino Mercantil. El presidente de la entidad, Roberto Vega, que ya había comentado hace una semana que había una oferta firme e interesante para la venta del inmueble, ha confirmado este miércoles que la operación se ha cerrado y han traspasado la propiedad a una empresa con sede en Valga.
El montante total de la operación se sitúa en los dos millones de euros, cifra de la que la entidad no estaba dispuesta a bajar. Con estos fondos, el Mercantil liquidará la hipoteca firmada en el año 1998 cuando compraron el emblemático edificio por más de 300 millones de pesetas.
Además, la inyección económica servirá para reforzar las instalaciones del parque polideportivo que tienen en Mourente, "que es nuestro fuerte". Desde la directiva del Mercantil ya piensan en subsanar algunas deficiencias de las instalaciones y en redoblar su apuesta deportiva por el pádel y el tenis.
Firmado el traspaso, los antiguos propietarios disponen del plazo de un mes para desalojar el edificio, en el que tenían un gimnasio, una cafetería y diverso mobiliario de oficina. Aunque todos los esfuerzos se centrarán ahora en la finca de Mourente, los dirigentes de la entidad estudian también la posibilidad de adquirir un local en el centro de Pontevedra de dimensiones más humildes para seguir dando servicio a los socios más veteranos que acudían a la sede de Curros Enríquez para "leer la prensa, jugar al billar o echar la partida", explica Vega. "Estamos buscando algo, por todavía no sabemos, estamos abiertos a muchas posibilidades", declara sin dar pistas.
Deshacerse de este inmueble no supone solo una liberación por la liquidación de la hipoteca. Los gastos fijos de mantenimiento de un edificio de estas características tenían maniatadas las opciones de inversión del Mercantil que ahorrará más de 100.000 euros anuales tras esta operación. "Era mucho gasto para la masa social que tenemos. Nos gustaría mantenerlo, pero no podemos permitírnoslo", reconoce el presidente detallando una larga lista de gastos como "luz, agua, personal, averías o IBI".