Pontevedra Viva!

Alexandre Alberte Moreira

Nacín en el Sanatorio de Santa María como tod@s los de la generación del 65.

Viví y crecí en una Pontevedra, que recuerdo sucia, invivible e insufrible, donde las calles, plazas y aceras, eran propiedad de los coches, donde la Xunqueira era un espacio para amontonar restos de obra aquí, colchones y somieres allí, y basura allá, y el mal olor que impregnaba y viciaba el aire que respirábamos gracias a E.N.C.E, la empresa "pestera", una ciudad tan alejada de lo que es hoy, como el día de la noche, el Polo Norte del Polo Sur o Nueva Zelanda de su antípoda... Pontevedra es hoy una ciudad viva, para verla, vivirla y disfrutarla.

Soy sueco por convicción, cubano por devoción y todos los viernes escapo del feismo que invade y ultraja cada rincón de Galicia, y dirijo mis pasos hacia Portugal, Camiña, Vila Nova de Cerveira, Guimarães, ARcos de Valdevez, Viana de Castelo, Braga, llegando en ocasiones hasta Porto, pueblos cuidados, recogidos, con espacios encantados y arquitecturas hermosas, soy gallego solo cuando hablo, y hablo gallego desde mi primer año en A Coruña, gracias y como reacción al sentimiento y empecinamiento anti gallego de Paco Vázquez, alcalde de La Coruña.

Hice la E.G.B., en el Colexio Público Álvarez Limeses, y recuerdo como si fuera hoy el día que saliendo del Portal del Bloque III, de la Travesía Casimiro Gómez, hoy Rúa Amado Carballo, los colores se desvanecieron, desaparecieron, un paisaje era para mí un verde monótono y monócromo, y una furgoneta de correos un amarillo leve. Se lo conté a mi madre, pero mi madre pensó que eran cosas mías, tenía 14 años, además de los colores, mis capacidades cognitivas y de aprendizaje se vieron considerablemente reducidas, yo no entendía el por qué... qué me estaba pasando, tenían que pasar 34 años para comprenderlo.

Estudié B.U.P. y C.O.U. en el Instituto Sánchez Cantón, sin demasiados problemas, a pesar de mis problemas.

A los 18 años comencé Arquitectura, en la Escola Superior de Arquitectura de A Coruña, desde pequeño yo quería ser arquitecto, creo que en gran parte por las casas que veía de César Portela, y que eran ínsulas de armonía y belleza, en un medio dominado y castigado por el mal gusto, la chabacanería y la mediocridad, una Galicia repleta de esperpentos, con la arquitectura no pude, y en algunos años más de los tres que dura la carrera, yo terminé Arquitectura Técnica, de corazón me considero un esteta del medio...

Mi historia como escritor, aprendiz de Galeano, mi escritor de cabecera, mi referencia, creo que a él le debo mi intención de escribir ya que escritor era el de Montevideo, como iba diciendo, comencé a escribir el 1 de Febrero del año 2013, después de una estadía de 12 días en la Residencia Montecelo, el diagnóstico fue epilepsia, ese mismo día salí de Montecelo y cuando iba con mis padres en el coche hacia Tenorio, acercándonos a Bora, vi un montón de pequeñas fincas, limitadas por bajos muros de piedras, y en cada uno de aquellos minifundios yo percibía un verde diferente, verde claro, oscuro, enebro, pistacho, fieito, esmeralda, trebol, pino, musgo, lima, azebache, alga, cartuja, cocodrilo... en febrero del año siguiente disfrutaría con el azul más intenso del mar Caribe, en Varadero, Provincia de Matanzas en Cuba, no cambiaría los colores por mi enfermedad.

El 14 de Marzo fui a revisión, yo le manifesté al neurólogo que no creía que fuera epiléptico, él me miró, de arriba a abajo y de abajo a arriba, e ignoró mi parecer, el que yo sentía y sufría cada día.

Mi hermana logró encontrar a Alfonso Castro, neurólogo en Santiago, y el 8 de Mayo me dirigí a su consulta en la Praza da Rosa, el doctor en poco más de una hora, observando mis movimientos, dio su diagnóstico, coreocantocitosis, quedaba pendiente de un análisis de sangre y recuento de acantocitos, yo no precisaba de la confirmación de un análisis. Alfonso Castro encontró mi aguja en un pajar, el 22 de Agosto, un análisis de sangre con recuento de acantocitos, confirmó el diagnóstico de Alfonso Castro y lo que yo ya sabía.

Auto edité un libro "Non son Contos Chineses", con una tirada de 300 ejemplares, conseguí venderlos todos, estoy pensando en una nueva tirada, con algunos cambios en el contenido.