El regreso más triste de la tripulación del Villa de Pitanxo
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El reloj marcaba las 00.01 horas de la madrugada y el aeropuerto de Santiago estaba rodeado de una densa niebla cuando un rugido ensordecedor rompió el silencio nocturno. En medio de la total oscuridad, aparecieron las luces de un avión. No se veía nada, pero no fue necesario para percibir la solemnidad del momento. Se hizo el silencio.
Acababa de tomar tierra el avión A-400 del Ejército del Aire enviado por el Gobierno a Canadá para repatriar a España a los tres supervivientes y a cinco de los fallecidos en el naufragio del Villa de Pitanxo el pasado martes en aguas de Terranova.
Era su regreso más triste, después de recorrer los 3.000 kilómetros que separan San Juán de Terranova de la capital gallega y de dejar por el camino 12 desaparecidos tragados por el Atlántico.
Llegaba con varias horas de retraso sobre la hora prevista, cuando faltaban poco más de cinco horas para que se cumpliese una semana del hundimiento, y encerraba todo el dolor de una tragedia que no se recordaba desde que el Marbel se cobró 27 vidas frente a las Islas Cíes en 1978.
En una sala del aeropuerto civil de Santiago esperaban las familias de los fallecidos y desaparecidos y en el aeródromo militar, las de los tres supervivientes. Con los primeros, estaba una comitiva institucional encabezada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas; el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo; la consejera gallega de Pesca, Rosa Quintana; el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones; y la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba.
A pie de pista al aeródromo militar de Santiago se acercaría poco después de aterrizar las autoridades y las familias de los supervivientes y los cinco fallecidos cuyos cuerpos volaron desde San Juan de Terranova, pero antes tuvo lugar una reunión con todas las familias de los fallecidos y desaparecidos, también la del marinero y patrón de pesca Juan Antonio Cordero, que se desplazó desde Huelva. El suyo es uno de los cadáveres rescatados.
Tras esa reunión, las familias abandonaron el aeropuerto a bordo de dos autobuses, al menos uno de ellos fletado por el Concello de Marín, y las autoridades se dirigieron a la pista. Alrededor de las 1.20 horas se produjo el momento más doloroso, solemne y protocolario de la noche. En medio de un silencio sepulcral, empezaron a bajar del avión los cuerpos de los fallecidos.
Uno a uno, los cuerpos fueron trasladados a los cinco coches fúnebres que aguardaban en la pista, y que habían llegado sobre las diez de la noche al aeropuerto. Tan solo bajaron cinco cuerpos porque los otros cuatro rescataos serán repatriados a Perú, su lugar de origen. Una hora después, cerca de las 2.30 de la madrugada, los coches abandonaron el aeropuerto.
Los familiares de los 12 marineros que siguen desaparecidos no pudieron ver el momento. Pasada la una de la madrugada, abandonaron el aeropuerto y una representación de las familias compareció ante los medios de comunicación en medio de la rotonda de acceso al aeródromo militar.
Maria José De Pazo, hija de Francisco de Pazo, tripulante que sigue desaparecido, actuó de portavoz y trasladó que habían pedido a Sánchez mayor implicación del Gobierno de España para que se reanude la búsqueda de los 12 desaparecidos y que, tras hablar con él, han decidido "darle un voto de confianza un tiempo".
En la reunión, Sánchez saludó y dio el pésame uno a uno a todos los familiares presentes y, a continuación, las familias le trasladaron cuatro peticiones.
La primera fue que se comprometa a pedirle a la Organización de Pesquerías del Atlántico Norte (NAFO) "que se activen todos los barcos que pescan o transitan" por la zona, que se les ponga una alarma de avistamiento. La segunda, que se solicite al servicio de salvamento canadiense que se active el reconocimiento, que salgan las aeronaves en modo de reconocimiento en las aguas de NAFO.
La tercera petición es una "reunión urgente" con el director general de la Marina Mercante, Benito Núñez Quintanilla, como responsable de coordinar con Canadá el dispositivo de salvamento. Y la cuarta, pedir medios españoles en el operativo de búsqueda, entre ellos barcos Supply con robot que se pueden sumergir a 3.000 metros de profundidad y fragatas F100, así como todos los medios que pueda poner España.
Sánchez "escuchó a todos", ellos le dieron la queja de que "no perciben" que "se estuviese haciendo ningún tipo de acción" y él respondió "que se está haciendo todo lo posible, pero que era un trabajo arduo".
Pese a que le darán un voto de confianza, los familiares le advirtieron que van a "estar vigilantes". Kevin González, hijo de Fernando González, también desaparecido, le recordó que "precisamos hechos".
En su comparecencia ante los medios, las familias agradeceron su apoyo a los allegados de los cinco fallecidos que acudieron a recoger a los cuerpos de sus allegados, pues "hoy para ellos es un día duro" y, pese a todo, "vinieron allí y dijeron que nos apoyaban".
El aterrizaje se produjo sin presencia de los medios de comunicación, que no pudieron acceder al aeródromo, aunque sí lograron retratar desde lejos el momento en que tocó tierra, en medio de un silencio mudo.
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