Cuando la pintura se pliega y se expande más allá del lienzo

Pontevedra
22 de mayo 2024

El claustro del edificio Sarmiento del Museo de Pontevedra acoge hasta el próximo 21 de julio la muestra titulada Pregar a pintura, que reune la obra de doce artistas formados en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra y que han desarrollado obras en las que la pintura se expande más allá de las dos dimensiones del lienzo

Una de las obras que integra la exposición "Pregar a pintura"
Una de las obras que integra la exposición "Pregar a pintura" / Museo de Pontevedra

El claustro del edificio Sarmiento del Museo de Pontevedra acoge hasta el próximo 21 de julio la muestra titulada Pregar a pintura, que reune la obra de doce artistas formados en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra y que están conectados por un concepto común.

Todos ellos han desarrollado obras en las que la pintura se expande más allá de las dos dimensiones del lienzo, "replanteando el concepto del cuadro como ventana, para incorporar lenguajes más relacionados con las existencia humana y huir de la bidimensionalidad inexistente en la naturaleza".

Así lo destaca su comisario, el investigador Carlos Fer, que añade que la exposición reúne las creaciones de doce representantes de una generación de artistas "marcada por lo digital", pero que crean un arte "prófugo del pulido de las pantallas, fugitiva del plano virtual".

La muestra, como recoge su texto de presentación, "escenifica una realidad de la pintura cada vez más presente", la presencia de pliegues o dobreces que se convierten en un elemento pictórico y compositivo que hace que el cuadro deje de ser una "superficie bidimensional".

Esta idea se hace patente en propuestas que transforman físicamente la propia estructura del cuadro, como las del estudiante de doctorado Alberto Ardid o el Bastidor roto del alumno de grado Manuel Balsas.

Del mismo modo, esta reformulación de la idea de la pintura define creaciones como las de la investigadora Tatiana Lameiro, que "juega con la matriz y el deshecho en la gráfica", o Sabela Condesa, quien "deja secar la pintura para jugar con ella", convirtiéndola en un material tridimensional.

Otros proyectos proponen reinterpretaciones de las cartografías y de la superficie del territorio, como el cúmulo de fragmentos de papel pintado de Julio Catalán, quien presenta una serie de "mapas pintados que posteriormente se rompen en pequeñas islas".

La idea del territorio define también piezas como la de la estudiante Isis Huerga, que "explora la memoria y la identidad a través de los mapas", o la de Ruth Vidal, que emplea una pintura serigráfica de relieve, convertida en un material tridimensional al aplicarle calor.

La graduada Sol Mussa, por su parte, expone "un globo terráqueo rogado para caber en una bolsa de viaje con las medidas permitidas" por las compañías aéreas de bajo coste.

Por otra parte, el trabajo con tejidos conecta las creaciones de las estudiantes Cristina Souto y Goa Vázquez, quien presenta una pieza nacida de una investigación relacionada con el arte ecológico.

La muestra se completa con la obra de Andrea Otero, que aporta una "composición caótica de recortes irregulares de camisetas y pantalones" y de la alumna de doctorado Sara Piñeiro, "una gran piel que recubre un bastidor invisible”, en una pintura “hecha de cientos de otras imágenes".