El Club Cisne Balonmano quería regresar a la senda de la victoria y lo hizo con mucha solvencia ante un Villa de Aranda que se apagó a partir del minuto 19 del primer tiempo. Los blancos fueron muy superiores gracias al guardameta Franzini, que con una gran actuación bajo palos descolocó por completo el ataque de un rival que se quedó sin ideas (17-25).
Igual que ocurrió ante el Málaga la pasada jornada, el cuadro pontevedrés volvió a tener problemas de cara a portería al inicio del encuentro, cometiendo imprecisiones en su ofensiva que se traducían en un bajo porcentaje anotador. Sin embargo, la falta de acierto en ataque por parte de los blancos era similar a la del Villa de Aranda y ninguno de los dos equipos era capaz de tomar las riendas del marcador.
A partir del minuto 19 todo cambió y llegó el despertar del Cisne. Franzini intevino bajo palos, Dani Serrano anotó y los de Jabato subieron la ventaja a dos goles, la máxima hasta el momento (7-9).
Paró el cronómetro Javier Márquez, pero los suyos no consiguieron reaccionar y en los últimos instantes del primer tiempo el Cisne amplió el colchón hasta los tres goles de distancia con los que se llegó el intermedio (9-12).
Comenzó el segundo tiempo de la misma forma que la primera: errores en ataque de los dos equipos y protagonismo de los palos y los guardametas, que impedían que el marcador se moviera hasta alcanzados los tres minutos de juego.
Pero fue el cuadro pontevedrés el que salió más entonado y apoyado en Franzini, hizo un parcial de 1-3 con el que aumentó la renta de los suyos en cinco goles (10-15).
El portero cisneísta estaba siendo imperial bajo palos y las detenía de todas las formas, Diego López y Rubén Etayo seguían elevando la diferencia, y el Villa de Aranda se metía en problemas al no encontrar la manera de superar el muro construido en la portería lerezana (11-17).
Saltaron las alarmas en el banquillo local, Javier Márquez pidió tiempo muerto, pero el Cisne tiró de experiencia y continuó haciendo de las suyas para llegar a los últimos 10 minutos de partido con una ventaja de ocho goles ya imposible de igualar.
El pescado ya estaba vendido y los de Burgos intentaron resistir de la mejor manera la embestida de los blancos, que se hicieron finalmente con el triunfo por un abultado y merecido 17-25.
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