En una temporada para olvidar a nivel deportivo para el Pontevedra Club de Fútbol, su segundo equipo ofreció prácticamente la única alegría con el ascenso a Tercera RFEF, categoría en la que no estaba desde la 2010/2011, aunque ahora haya pasado a ser el quinto escalón del balompié nacional.
En todo caso, con el descenso de la primera plantilla sólo habrá una categoría de diferencia entre ambos, lo que aumentará la sinergia entre los mayores y la cantera. Esa se plantea al menos como la intención de la entidad granate, al tratarse de una situación que le abre muchas posibilidades a la hora de avanzar en su planificación deportiva.
Por un lado en la Segunda RFEF el Pontevedra podrá inscribir un máximo de 22 licencias, 16 de ellas para mayores de 23 años y el resto para futbolistas sub-23. Con la cercanía del filial, la plantilla puede ser más ligera que la del pasado año (fue de 23 futbolistas con 3 porteros) sobre todo en lo que respecta a los sub-23, que podrían llegar en caso de necesidad desde el segundo equipo. Así se destinarían más recursos a los hombres que formen la columna vertebral del proyecto y que estarán llamados a marcar diferencias.
En este aspecto cabe señalar que sólo los jugadores de 23 años (25 si son porteros) pueden jugar en ambos equipos, ya que según la normativa de la Real Federación Española de Fútbol los jugadores mayores de esa edad podrán actuar en un filial pero no subir a la primera plantilla salvo que se le ofrezca una licencia fija como sénior. Además los que lleguen a participar en 10 encuentros con los 'mayores', deben consolidar su plaza en el primer equipo para volver a jugar arriba.
Esta situación afecta directamente a siete jugadores que pasan de la edad límite y que el pasado año contribuyeron al ascenso del Pontevedra B a los mandos de un Jesús Ramos que seguirá salvo sorpresa mayúscula al frente. Se trata de Santi Garrido, Álex Pacheco, Pablo Arnosi, Jar, Javi Pacheco, David Dios, David Veiga y Ranca.
Contando con todo ello una de las posibilidades, ya exploradas en el pasado pero que ahora se pretende utilizar en más casos, es la que seducir a jóvenes destacados del fútbol gallego ofreciéndoles la posibilidad de trabajar en la dinámica del primer equipo aunque en principio mantengan ficha del filial. Una opción que ya se ha comenzado a ofertar o cuanto menos a sondear con futbolistas prometedores a nivel autonómico.
Así de hecho llegó al club hace dos temporadas Miguel Román, aunque enseguida conveció al staff técnico para lograr una plaza en el primer equipo a todos los efectos, y también le sucedió el pasado verano al delantero Víctor Casais, clave en el filial con sus goles y que llegó a participar hasta en nueve encuentros en Primera RFEF.
Un arma de valor estratégico que jugará este verano a favor del Pontevedra Club de Fútbol.