Es uno de los jugadores favoritos de la grada de Pasarón. Su compromiso con el equipo, con el que afronta ya su tercera temporada, unido a su capacidad para regatear y generar ocasiones de gol provoca cada jornada los aplausos de una afición que espera un gol cada vez que observa a Álex González acercarse al área.
Sin embargo, esta temporada su rol ha cambiado. Luismi ya no ve al cántabro únicamente como un atacante, sino como un lateral ofensivo y de largo recorrido. "Desde posiciones más alejadas es capaz de llegar y sorprender desde atrás", destaca el técnico una de las virtudes del zurdo.
En las tres jornadas de liga disputadas hasta el momento, González acumula más minutos como lateral que como extremo. En su nueva posición jugó 45 minutos en A Malata y más de la mitad del segundo tiempo en el último partido frente al Sporting B. "Son por situaciones apuradas, porque vamos por debajo en el marcador y tenemos que ser más ofensivos", argumenta el preparador vigués.
Sin embargo, los resultados no pueden ser más prometedores. La dupla en el flanco izquierdo que forman Pedro Vázquez y el cántabro es una amenaza constante para las defensas. El extremo vigués, al ser diestro, tiende a meterse hacia posiciones más centradas, con lo que el carril izquierdo queda despejado para las irrupciones a toda velocidad de González. "Con él ganamos más profundidad", valora Luismi.
Aun así, el jugador debe asimilar todavía varios conceptos de una posición en la que cada vez se encuentra más cómodo. "Estar más adelantado te obliga a trabajar mucho más porque tienes que replegar y volver a tu posición", explica el vigués.
"Nos da muchas soluciones a nivel ofensivo", insite el entrenador granate, pero en el plano defensivo las conclusiones que está sacando de Álex González son también positivas. "No es su puesto específico pero cumple de sobra, estoy contento en ese aspecto también", subraya.
El overbooking y calidad de los jugadores de banda con los que cuenta este año el Pontevedra (Álvaro Bustos, Pedro Vázquez, Javi López o Javi Pazos) y la falta de un competidor por el puesto de lateral izquierdo con Naveira, pueden provocar que lo que empezó como una solución desesperada para dar la vuelta a un partido perdido, el de Ferrol, acabe convirtiéndose en la solución idónea para encajar las piezas más peligrosas del equipo en un mismo once.