Dos caras, dos goles y tres puntos balsámicos para suturar heridas y cerrar una semana agitada. El Pontevedra logró remontar en Barreiro un marcador adverso, derrotando al Celta B y a sí mismo, superando una mala primera parte con ausencia de fútbol y poca intensidad, para dejar paso a una gran segunda en la que dos canteranos, Santi Figueroa y Rivera, fueron los autores de los tantos del triunfo granate.
Sin alma, con escasa o ninguna intensidad, como resignado a una triste suerte. Ese fue el Pontevedra en la primera parte. Víctima una vez más de errores defensivos, en esta ocasión motivados por una lesión anterior, el equipo granate volvió a ser un alma en pena frente a un Celta B que no necesitó de alardes para adelantarse en el marcador.
Las desdichas granates comenzaron ya en el calentamiento, cuando Nacho López, que aparecía en el once inicial previsto por Jesús Ramos, resultaba lesionado y debía dejar su puesto a Pedro Vázquez, condicionando la idea del técnico interino de los pontevedreses, que se vio obligado a situar a Jaouad en el lateral derecho, olvidando su intención de jugar con Pol Bueso como lateral izquierdo, donde debió reubicar de nuevo a Álex González.
Luego, prácticamente nada. Un Pontevedra que intentaba controlar el partido con dos líneas muy juntas ante su área, a costa de dejar a Adiguibe absolutamente desconectado de sus compañeros, con la misión de buscarse la vida en solitario como pudiese, que no pudo demasiado.
La situación no incomodó en absoluto a un filial celeste, con tres bajas importantes en su once inicial, que no pasaba apuros y únicamente en un remate de cabeza de Álvaro Bustos, a centro de Pedro Vázquez, que se fue alto, se vio tibiamente inquietado.
Claro que los vigueses tampoco pisaban ni casi se acercaban a la parcela defendida por Edu, pero este Pontevedra parece condenado a repetir graves errores defensivos en cada jornada, agasajando a sus rivales con obsequios que le obligaban a ir a remolque.
Así, en la primera ocasión en que los de Jacobo Montes pudieron meter el balón en al área visitante, llegaba el gol. Fue un centro desde la derecha de Jacobo, sin aparente peligro, pero mal defendido por un lesionado Pol Bueso, que se dejó ganar la espalda por un Manolito Apeh más rápido, más listo, para rematar a placer.
Tocaba volver a remar contra corriente, pero los granates siguieron con un fútbol insulso, sin mordiente ni sentido, absolutamente planos en la creación, como dejándose llevar por la corriente en una incompresible actitud conformista.
Por si fuera poco, Pol Bueso, nada más encajar el gol, se retiraba con un pinchazo en el abductor, dejando la duda de si sus problemas físicos fueron la causa del grave error de marcaje cometido.
Lo único cierto es que el Pontevedra se fue al vestuario en el descanso sin saber si en Barreiro había porterías. El Celta poco más, pero supo aprovechar la blandura de un equipo en alarmante cuesta abajo.
Pero la segunda parte fue radicalmente opuesta. El Pontevedra regresó al terreno convencido de que había que cambiar y lo hizo. Se adueñó del balón, encerró al Celta en su parcela, tanto que no le dejó pasar prácticamente del centro del campo, y aunque con problemas en la elaboración, más por empuje que por fútbol, los granates fueron poco a poco creyéndose que podían dar la vuelta a la tortilla.
Aún así, todavía los numerosos aficionados granates desplazados hasta Barreiro deberían pasar un importante susto, en la única acción en la que el Celta pisó área contraria. Un nuevo error de marcaje permitió a Yeboah recibir sólo en el segundo palo un centro desde la derecha, pero Edu evitó lo que pudo ser la sentencia.
Era el minuto 54 y aquí dejó de existir el equipo celeste para dar paso a un Pontevedra serio atrás, solidario, y que encontró en las desgracias físicas de sus jugadores la solución que necesitaba. Santi Figueroa, que había entrado por el lesionado Pol Bueso, cerró la banda derecha. Jaouad, que pasó a ejercer de central zurdo, fue el complemento perfecto para Víctor Vázquez. Álvaro Bustos comenzó a volver loca a la defensa celeste y Javi Pazos entró para aparecer en casi todas las acciones importantes del partido. Por si fuera poco, las molestias de Adiguibe darían paso a un Rivera que resultaría clave para culminar la remontada.
Así, disputando y ganando cada balón dividido que antes era para los de Jacobo Montes, el Pontevedra empezó a meter el miedo en el cuerpo a un Celta que se vino abajo, hasta prácticamente desaparecer, incapaz de dar dos pases seguidos.
Al filial celeste únicamente le mantenía con ventaja la sensacional actuación de su portero Fran Vieites. El de Pontecesures sacó una mano prodigiosa para desviar una gran volea de Javi Pazos, a centro de Álex González, que se cantaba como gol. Luego hizo lo mismo con el remate de cabeza de Adiguibe que iba dentro, aunque no pudo evitar que Santi Figueroa, que había subido acompañando la acción, empalmase con violencia de abajo arriba el balón suelto para subir el empate al marcador.
Crecido, el Pontevedrasu fue decidido a por la victoria. De la mano de Álvaro Bustos llegaba la magia. Tras un remate suyo, con la derecha, Vieites volvió a lucirse para evitar el segundo. Y tras otra jugada del asturiano, cuando el tiempo casi se acababa, llegaba el gol del merecido triunfo granate. Primero se fue de dos defensas para filtrar un pase magistral a la espalda del tercero. Allí apareció Rivera que no lo dudó y remató cruzado, enviando el balón a la cepa del poste para terminar dentro de la portería.
Se habían ganado tres puntos balsámicos para romper una peligrosa racha y remontando nuevamente una mala puesta en escena. Ahora a esperar acontecimientos, aunque fuentes cercanas al club apuntan a que muy posiblemente el próximo lunes haya nuevo inquilino en el banquillo de Pasarón.
R.C. CELTA "B" (1): Vieites; Mangana, Farrando, Ros, Fontán; Solís (David Álvarez, minuto 76), Moha, Molina, Jacobo; Apeh (Lautaro, minuto 69) y Yeboah (Dani Vega, minuto 59).
PONTEVEDRA C.F. (2): Edu; Jaouad, Víctor Vázquez, Pol Bueso (Santi Figueroa, minuto 34), Álex González; Sana, Álex Fernández; Pedro Vázquez (Javi Pazos, minuto 68), Romay, Álvaro Bustos; y Adiguibe (Rivera, minuto 80).
Árbitro: Jerónimo Montes García-Navas (Madrid), auxiliado en las bandas por César Díaz Carrasco y Raúl Delgado Benítez. Amonestó a Apeh y Yeboah, en el Celta "B", y a Jaouad, en el Pontevedra.
Goles: (1-0) Minuto 31: Manolito Apeh. (1-1) Minuto 75: Santi Figueroa. (1-2) Minuto 89: Rivera.
Incidencias: Campo Municipal de Barreiro (Vigo). Unos 1.000 espectadores.