El ascenso del Pontevedra Club de Fútbol a Primera RFEF conlleva una serie de requisitos que deberá cumplir el club granate para competir en la tercera categoría nacional, al establecer la Real Federación Española de Fútbol unas exigencias mucho mayores que las de la antigua Segunda B.
Se trata de aspectos relacionados con el control económico, presupuesto, licencias de futbolistas o instalaciones que en muchos casos ya cumple la entidad de la Boa Vila, pero que en otros supondrá algún esfuerzo desde los despachos.
Disponer de un terreno de hierba natuiral, con un aforo mínimo de 4.000 espectadores en grada perimetral por todo el estadio o una iluminación de mínimo 600 luxes para disputar partidos en horario nocturno son aspectos que ha comprometido a otros equipos de la categoría, pero que cumple sin problema el Pontevedra.
En el aspecto económico, más allá del control de cuentas que quiere implatar la RFEF con envió de balnces y previsiones de cada entidad, la exigencia se coloca en un presupuesto mínimo de 1.500.000 euros (siempre que los ingresos por televisión supere el medio millón). Cabe destacar aquí que el último presupuesto presentado en junta de accionistas en abril de 2021, para la campaña 20/21, era entonces de 1.372.786,77 euros. Cerca de la cifra pero sin llegar a ella.
Por otro lado la Federación impone un salario mínimo de 35.000 euros anuales con dedicación completa para todos los jugadores mayores de 23 años que dispongan de licencia profesional, siempre que los ingresos de televisión sean de al menos 500.000 euros, un contrato base que con menos ingresos en derechos de imagen podría bajar a los 28.000 euros anuales o incluso a los 20.000.
En lo que respecta a los futbolistas, el Pontevedra deberá formalizar un mínimo de 18 contratos con licencia profesional en una plantilla que será de 23 jugadores aumentable a 24 en el caso de dar de alta a un tercer portero. En ese caso las 17 fichas sénior disponibles pasarían a 18, siendo obligatorio cubrir el resto con futbolistas en edad sub-23.
Todos ellos contarán como este último año con dorsales fijos en sus camisetas, reservándose los números 1, 13 y 24 para los guardametas.
Además será obligatorio contar con un médico adscrito a la plantilla no sólo para los partidos, sino que deberá estar presente en todos los entrenamientos del equipo teniendo que asumir además la responsabilidad de realizar los controles antidopaje.
Ya a nivel de competición, otro aspecto a destacar de las bases de competición aprobadas para la última temporada de la Primera RFEF a la espera de que se puedan actualizar en algún punto, se da en las convocatorias para los encuentros oficiales, que podrá ser de hasta 23 futbolistas en lugar de los 18 que podían ser citados en la Segunda RFEF.