Solo puede quedar uno. Pontevedra u Oviedo B. El derrotado acabará en 3ª RFEF y en el vestuario granate están dispuestos a darlo todo para salvar una temporada que comenzó con la ilusión de ascender a Segunda División y terminará, en el mejor de los casos, con el alivio de la permanencia en 2ª RFEF.
Para lograrlo a los de Pasarón les sirve con empatar, pero el equipo saltará al césped el domingo a las 12 del mediodía con la intención de ser mejor que el rival, ganar y redimirse ante una afición que ofrecerá la mejor entrada de la temporada del estadio. El entrenador del Pontevedra, Luisito, lo tiene claro. "Vale el empate, pero hay que ganar. Yo no sé plantear un partido a no ganar. Mi mentalidad no me permite salir a un campo a empatar. Voy a sacar el mejor once que tenga para ganar. No vamos a reservar nada. Son 90 minutos donde todos tenemos que dar la mejor versión de nosotros", deja claro el preparador de Teo.
Tendrán que conseguirlo sin la aportación del sancionado Oier Calvillo y con las bajas por lesión de Adrián Cruz, Santi Figueroa y Charles. El delantero brasileño arrastra problemas en una de sus rodillas y el entrenador no lo ve en condiciones para ser titular, mientras que el lateral arrastra fuertes dolores en las costillas que le impiden estar al mismo nivel que sus compañeros.
Resta importancia Luisito a las bajas. "Es una final, con tal de tener once me llega porque van a dar la mejor versión de ellos, estoy convencido. Seré de los pocos que tenga fe en este equipo, pero la tendré hasta el final", remarca el técnico granate, que pone en valor el trabajo realizado por sus jugadores durante toda la semana.
La presión, los nervios y el miedo al descenso tampoco serán excusa. "Sino te motivas con estos partidos es imposible. Son 90 minutos en los que hay que morir, pero hay que jugar al fútbol y ser mejor que el rival", puntualiza Luisito, seguro de que si sus jugadores rinden como en el último partido, esta vez, sí conseguirán la victoria. "Pero hay que estar acertado porque no hay equipo en España que haya generado tantas ocasiones de gol y haya recibido tan poco premio como nosotros", lamenta.
Sobre el rival, admite el preparador del Pontevedra que tienen un "once con muy buenos futbolistas", entre los que destaca al máximo goleador, Javi Cueto, que ya ha debutado con el primer equipo en Segunda División. Aun así, "si a un partido le vamos a tener miedo, estamos muertos. Tenemos que jugar como sabemos y respetando al rival", matiza.
Para aportar un extra de motivación, fuerza y ánimo estará la afición. La hinchada granate dejará a un lado la frustración por el transcurso de la campaña para estar con sus jugadores y, entre todos, evitar el descenso.Luisito no tiene ninguna duda de que el apoyo de la grada será decisivo. "La afición se va a portar bien. Pero a esta afición no le podemos decir absolutamente nada. Ellos son soberanos y sino le gusta van a decir que no está conforme con lo que están viendo. Yo nunca les diré nada y a esta afición menos porque hacia mi y hacia al Pontevedra siempre han tenido un comportamiento de diez", sostiene.
El entrenador se muestra también autocrítico y comprensivo por el malestar con el rendimiento del equipo. "A la afición se le motiva jugando al futbol y ganando. El futbol solo es ganar, ganar y ganar. Y a mí me gusta ganar jugando bien, pero a la afición la enganchas ganando partidos", declara.
Tampoco le sorprende a Luisito llegar al último partido en esta situación. "En una liga de 38 jornadas acabaríamos arriba, pero a 18 y que cuando yo llegué faltaba muy poco, el mínimo error penaliza mucho. Esto es una estafa al fútbol. Pero es la realidad y lo sabíamos a principio de temporada. Si hubiésemos ganado esos dos primeros partidos en casa estaríamos en otra situación", se queja el preparador, quien solo piensa ahora en salvar al Pontevedra sin preocuparse por su continuidad en la próxima temporada. "El Pontevedra para mí significa muho. Sino fuese el Pontevedra, con mi salud no habría seguido entrenando", remata en referencia al trombo que arrastra desde su llegada a Pasarón y del que todavía no se ha recuperado.