Sólo unas horas antes de que se anunciase la suspensión cautelar de la competición en la División de Honor Plata y en todo el balonmano en general, el Club Cisne confirmaba el regreso a las canchas de Toño Lafuente.
A sus 40 años el guardameta, que llevaba mes y medio entrenando con el equipo, volvía así a la competición de élite en el equipo de su vida "únicamente por echar una mano", explica, debido a la lesión de larga duración de Juan Novás.
"Cada vez me estaba encontrando mejor", señala Lafuente, que ahora sin embargo está como todos pendiente de lo que pueda pasar debido a la alerta sanitaria decretada ante la expansión del coronavirus Covid-19, y que deja en el aire la temporada deportiva.
"A ver esto cuánto dura, porque igual si acaba la liga puedo llegar a no debutar incluso", reconoce con cierta pena porque ya se había hecho a la idea de disfrutar del deporte que más le gusta.
Ahora es tiempo de entrenar a distancia y de "cuidar un poco la alimentación para no excederse", añade, para estar preparado si todo vuelva a la normalidad en un plazo razonable de tiempo. Todo pensando en algo en lo que no había ni soñado, poder colaborar desde la pista en un ascenso del club de sus amores a la máxima categoría, la Liga Asobal. "No me veía ni subiendo a la B en su momento", asegura Toño, así que si se retoma la competición su único propósito será "disfrutar del momento, pase lo que pase", y si puede vivir un momento histórico para el Cisne, mucho mejor.