El 2017 ha sido un año de contrastes para el Pontevedra Club de Fútbol, que ha pasado de ilusionar a la ciudad con jugar siete años después un play-off de ascenso a Segunda División a coquetear con el descenso después de una primera vuelta de competición que ha supuesto el final de la etapa de Luisito en el banquillo granate.
Hace justo un año, después firmar de un inicio de liga esperanzador, el Pontevedra aguantó la presión y el ritmo en la segunda vuelta de la competición regular, con remontadas imposibles y Pasarón convertido en un auténtico fortín para delicia de los aficionados.
La ciudad volvía a disfrutar de un equipo que, contra pronóstico, aspiraba a subir a la categoría de plata. La gesta se completaba a falta de una jornada, venciendo al descendido Arandina en casa en un choque que, no podía ser de otra manera, se decidió en los minutos finales provocando una explosión de júbilo en las gradas.
El equipo granate concluía cuarto y esperaba un duro sorteo. El rival, quizás el peor posible, un histórico Real Murcia que pese a los ánimos y la ilusión pontevedresa pasaría como un ciclón por la Boa Vila dejando muestra de su potencial y encarrilando la eliminatoria. El gol de Bonilla de penalti (1-3) dejaba abierta la puerta a la esperanza y haciendo gala del lema de la afición con el 'Pontevedra nunca se rinde', los de Luisito lo intentaron todo en la Nueva Condomina. En un auténtico partidazo pusieron contra las cuerdas a los pimentoneros con un gol de Eneko al inicio del segundo tiempo. No fue suficiente para remontar, pero se despedían de una gran temporada con la cabeza alta.
RENOVACIÓN PROFUNDA EN LA PLANTILLA
Llegó el verano y con él una profunda renovación en la plantilla. Se fueron pesos pesados del equipo cuyo caché se había revalorizado, y el club asumió el reto de confeccionar un nuevo equipo con la intención de mejorar la temporada que acaba de finalizar. La fase de ascenso se situaba ahora como objetivo y para ello se invertía más dinero en el apartado deportivo. Así lo señalaron los dirigentes.
Por desgracia, en el fútbol 2+2 no siempre suponen 4, y el hecho de contar con una plantilla más amplia y, en teoría, cualificada, no se reflejó en el terreno de juego en el inicio del nuevo curso, allá por el mes de agosto.
El Pontevedra firmaba su peor arranque liguero en 38 años, con 1 punto de 15 posibles a lo que se sumó la eliminación a las primeras de cambio en la Copa del Rey. Desde el club se apelaba a la tranquilidad y confianza y lo cierto es que el equipo reaccionó. Tres victorias consecutivas, cuatro en cinco jornadas, parecían devolver la tranquilidad a orillas del Lérez, pero algo había cambiado.
Si al inicio de 2017, aún en la temporada anterior, los partidos acaban cayendo a favor de los granates en los últimos minutos, con remontadas incluso imposibles, ahora esos instantes finales y decisivos penalizaban, y así se escaparon hasta 8 puntos ante equipos como la Ponferradina, Deportivo B, Talavera o Guijuelo, en este caso tras llegar al tiempo de descuento con un 1-3 a favor.
FIN DE LA ETAPA DE LUISITO
Fueron hasta nueve jornadas consecutivas sin ganar hasta el cierre de la segunda vuelta, con las vacaciones de Navidad a las que el equipo ha llegado ocupando el puesto de promoción por la permanencia, a sólo dos puntos del descenso directo.
En medio de esta mala racha Luisito tomó la determinación de dimitir, tras la derrota en Talavera, pensando que no quería ser un problema para la reacción del equipo. No aceptó la dimisión el Consejo de Administración, que dio un voto de confianza al técnico y apostó por hacer cambios a final de año. Todas las miradas apuntaban hacia la plantilla, pero al final el primero en salir ha sido el propio entrenador, cesado esta vez por el Consejo cerrando un ciclo que ha durado exactamente tres años y dos meses. Por medio, un ascenso a Segunda B y dos notables temporadas en la categoría de bronce. Buenos momentos que el entrenador de Teo valoró a la hora de decir adiós a una afición que "deumo todo", según aseguró emocionado en su despedida "orgulloso" de haber podido ser entrenador de un "club inmenso" como el Pontevedra.