El incendio que ha calcinado al menos 350 hectáreas de terreno en Caldas de Reis y Vilagarcía de Arousa deja un reguero de afectados allá por donde pasa. Numerosos vecinos han tenido que ser desalojados durante la madrugada, después de que el incendio iniciado en la parroquia caldense de Saiar se expandiese hacia la zona de Vilagarcía, y ya ha dejado damnificados tanto a nivel personal como laboral.
Así, el polígono de O Pousadoiro permaneció cerrado durante la mañana porque las principales empresas decidieron no abrir y también casi 5 kilómetros de la carretera PO-305 en ambos sentidos, entre Caldas y Vilagarcía. Están afectadas la fábrica de DS Smith y una conservera, si bien a partir de las doce del mediodía empezaron a volver a la actividad.
Un trabajador de la conservera Vikinga se encontró con el doble drama de que esta noche estuvo en riesgo de perder el lugar en el que vive y también en el que trabaja. "Esta noche pensé que perdía el trabajo y la casa", lamentaba, en alusión a que trabaja en el polígono y vive a muy poca distancia.
Entre los afectados también figura una chatarrería que ardió durante la noche. El propietario relataba este viernes a PontevedraViva que perdieron maquinaria y un vehículo Audi y relató que la voracidad de las llamas hizo que avanzase con mucha rapidez. "Estaba el fuego lejos por la tarde y en nada lo teníamos encima", relata.
José María González Araújo, concejal de Seguridad Ciudadana de Vilagarcía, relató en la mañana de este viernes que, en estos momentos, "preocupa el viento", que impide controlar el fuego. Según los datos que facilita, en Castroagudín fue necesario desalojar durante la noche cuatro viviendas, pero los dueños ya pudieron regresar.
Durante la madrugada se vivieron momentos muy tensos. "Estuvieron los bomberos aquí, pero tuvieron que irse porque los rodeó el fuego", recuerda un vecino de la zona de Castroagudín, en Vilagarcía de Arousa.
En vela pasaron la noche los vecinos de la aldea de Castroagudín y A Pillosa. "A noite foi terrible, un non vivir. Salvamos as casas de misericordia, axudando uns aos outros con mangueiras", recordaba esta mañana una vecina de A Pillosa mientras refrescaba el terreno ya quemado y humeante con una manguera conectada a un depósito de agua sobre un tractor que conducía su marido.
"A xente está un pouquiño asustada, houbo persoas que tiveron que marchar das casas e iso afecta. As tres da mañá había un vento que era moito e iso aviva máis o lume", explica un residente en Castroagudín, que también fue testigo del estruendo que provocó en plena madrugada la explosión de una tubería de gas.
En una de las tabernas del núcleo, la encargada daba buena muestra del sentir de todo el vecindario. "Estivo o lume toda a noite polas casas de arredor. Viñeron os bombeiros para regar arredor das casas para que non entrasen as lapas e estivemos mirando toda a noite para que non chegaran. Ao final chegou pero non afectou a ningunha casa, aínda que tiveron que desaloxar algunha", resume la trabajadora una de las noches más largas que recuerda.
La Xunta de Galicia activó el nivel 2 de emergencia por la proximidad del incendio a los núcleos de Castroagudín, en Vilagarcía, y Porteliña, en Caldas. En esta chatarrería de Castroagudín relatan que lo intentaron, pero no pudieron defender su propiedad. "Hacía muchísimo viento, no pudimos defender nada", dice uno de los dueños.
"No entiendo qué pasa por la cabeza de la gente, debe haber mucho negocio en esto"
La madrugada fue dura y el temor aumentó por el avance rápido de las llamas, el viento y las explosiones que se escuchaban en la zona que estaba en llamas. "Por la noche se escuchaban explosiones no sé de donde", relatan desde Castroagudín.
Con el fuego todavía sin control y avanzando tanto hacia Vilagarcía como hacia Caldas, los afectados se preguntan la motivación que pueden tener los incendiarios para plantar fuego. "No entiendo qué pasa por la cabeza de la gente, debe haber mucho negocio en esto", lamentan.
En la chatarrería de Castroagudín aguardaban en la mañana de este viernes la llegada de una cisterna para extinguir las llamas y evaluar los daños, pendientes todos de cómo evoluciona el incendio, que pese a empezar en Caldas ahora afecta más a Vilagarcía.
En Vilagarcía, el alcalde, Alberto Varela, suspendió su agenda del día, no asistirá a la apertura de Expoferta ni tampoco a la de la exposición sobre la Festa da Auga.