Beatriz Arjona o "el sueño" de dedicar su vida a la formación de los internos de A Lama y que su trabajo acabe en medalla

Pontevedra
24 de septiembre 2023

Charlamos con Arjona antes de que este lunes reciba en un acto en la cárcel de A Lama la Medalla de Bronce al Mérito Social Penitenciario por su labor como asesora de la UNED en la prisión y reconoce que "nunca imaginé que las mayores satisfacciones profesionales y personales podrían venir de este trabajo"

Beatriz Arjona Otero
Beatriz Arjona Otero / Mónica Patxot

Beatriz Arjona Otero es titulada en Magisterio y graduada en Psicopedagogía. Desde el año 2013 trabaja en el centro asociado de la UNED en Pontevedra como tutora en los grados de Psicología, Educación Social y Pedagogía; desde 2018 ejerce como coordinadora académica del centro pontevedrés; y desde 2015 es asesora de los internos del centro penitenciario de A Lama que cursan estudios en esta universidad a distancia. Esta faceta, la que, a priori, le resultaba más desconocida, es la que más satisfacciones le reporta y ahora acaba de transformarse en medalla.

"Nunca imaginé que las mayores satisfacciones profesionales y personales podrían venir de este trabajo", reconoce a PontevedraViva justo antes de recibir la Medalla de Bronce al Mérito Social Penitenciario por "su importante contribución a la mejora de la actividad penitenciaria en cualquiera de sus manifestaciones".

Emocionada, por momentos incluso con la voz quebrada, explica en qué consiste este trabajo que tantas alegrías le da y que, desde que sabe que recibirá el galardón, hace que tenga las emociones a flor de piel. Se lo entregarán en un acto en la cárcel de A Lama al que está confirmada la asistencia del secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz. 

Este reconocimiento "me parece un sueño", confiesa. E insiste en compartirlo con una larga lista de personas e instituciones. Agradece al Ministerio del Interior, a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y al centro penitenciario de A Lama "por hacerlo realidad", con especial cariño a Juan y Filo, del equipo de formación, y quiere compartir su medalla con la UNED, "a la que le debo una parte muy importante de mi vida" y que considera que, aunque todo el mundo sabe que es una universidad a distancia, "muy pocos conocen su alcance". 

Y es que, aunque ella es "la parte visible", sostiene que es un trabajo "en equipo" que no sería posible sin la "profesionalidad y amabilidad" de un personal que logra "que un ambiente tan hostil como es una prisión, sea un lugar para mí de trabajo muy agradable y entrañable".

No se olvida de sus abuelos, "unas personas que ya no están entre nosotros, pero que me enseñaron a dar lo mejor de uno mismo y que, desde que tengo uso de razón, les intento imitar, sé que se sentirán muy orgullosos de su nieta", a los que dedica su medalla. 

"Nunca imaginé que las mayores satisfacciones profesionales y personales podrían venir de este trabajo"

Pero, sin duda, a quien tiene más presentes es a los alrededor de 200 alumnos a los que ha asesorado durante los casi nueve años que lleva ejerciendo este papel. Comparte la medalla con ellos "con mucho cariño y de forma especial" porque "ellos son los verdaderos protagonistas".  

Este trabajo en A Lama, y en todas las prisiones españolas fruto de un convenio con el Ministerio del Interior, es, para Beatriz, una prueba de que la UNED no solo destaca por su función académica, sino también su función social, tanto en las cárceles como en el programa UNIDIS para universitarios con discapacidad, en los hospitales, en domicilios de personas que así lo precisan o con el Ejército durante las misiones o maniobras de los militares. 

En el caso de las prisiones, destaca que ayuda a cumplir el artículo 25.2 de la Constitución, que recoge que "las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social". Y agradece que un día le propusiesen ser asesora. En ese momento, sintió una mezcla de alegría, respeto y preocupación "porque para mí era un mundo totalmente desconocido y me inquietaba el poder estar a la altura". 

Esta medalla demuestra que lo ha estado desde que se convirtió en la figura que acompaña a los internos que se matriculan en la UNED que, en principio, ya se encuentran con la dificultad de que carecen de conexión a Internet para tener acceso a los materiales. Ella se encarga de entrar en el sistema e imprimir los trabajos y apuntes de cada asignatura y de cada interno, lo que implica que cada fin de semana resta tiempo a su familia y a su descanso para organizar los hasta 4.000 folios que suma y, cada martes, llevárselos a la prisión preparados y personalizados. 

También le gestiona los libros que precisan para sus estudios. En un primer momento, los cogía prestados de la biblioteca del centro asociado, pero ahora la universidad ha comprado una partida de libros para ellos, "como si tuviésemos una segunda biblioteca en A Lama". De esa manera, "todos tienen opción a poder estudiar" tengan o no dinero para pagarse el material, pues muchos carecen de recursos económicos y tampoco logran acceder a becas. 

No es su función, y lo hace con todas las reservas, pero muchas veces se convierte también en confidente de estos alumnos. Asegura que es imposible fijar un perfil de estos estudiantes, pero en lo que suelen coincidir es en que tienen "muchísima falta de escucha, de afectividad y una autoestima muy baja". Además de estar pasando por un momento delicado, pues recuerda que "el internamiento en prisión es uno de los sucesos más traumáticos que le puede ocurrir a una persona con lo cual de aquí se puede dar una cuenta de la cantidad de problemas psicológicos, emocionales, conductuales que tienen"

No solo les ayuda con sus técnicas de estudio, sino también se convierte en su apoyo, " dentro de una ética profesional sin sobrepasar los límites de lo que a mí se me encomienda". Muchas son personas con condenas largas que le permiten tiempo para estudiar una carrera, pero con escasa formación y hábito de estudio previo, de modo que cada asignatura es un reto personal

Beatriz podría pasarse horas hablando de su trabajo y de sus alumnos y no esconde su "orgullo" por los logros de muchos de ellos. A ella le ha permitido descubrir personas y circunstancias completamente desconocidas y lamenta que en la sociedad haya muchos prejuicios hacia las personas privadas de libertad, "la sociedad tiene un concepto de la cárcel como de la gente malísima que está allí apartada", pero insiste en que allí también acaban "personas que no tuvieron las mismas oportunidades que tuvimos otros en la vida".

Y aunque no justifica ningún delito, sí considera que "a veces hay que empatizar y ponerse en el otro lado y no lo tuvieron fácil", pues proceden de familias desestructuradas, con problemas de adicción a las drogas y, en ese contexto, "no es fácil escoger un camino para sobrevivir".

Esta profesora pontevedresa cree firmemente en las premisas que marcaban la vida de Concepción Arenal, Gandhi o Nelson Mandela y cree en la reinserción como fin último de las prisiones. "Creo firmemente que si vuelven con los mejores garantías, es lo mejor para la sociedad" y eso es posible "solo a través de la reeducación y de la educación como arma muy poderosa".

"Si esas personas de alguna manera podemos recuperarlas o reeducarlas para que no vuelvan a delinquir, creo que es un bien para todos"

"Si esas personas de alguna manera podemos recuperarlas o reeducarlas para que no vuelvan a delinquir, para que no vuelvan a la cárcel, creo que es un bien para todos", insiste. Además, el acceso a conocimientos "te abre la mente, te hace que puedas tener unos valores que antes pues desconocías". 

Poder estudiar y sus asesorías con Beatriz, además, son "una bomba de oxígeno" y les ofrecen oportunidades de "un día diferente, un día con ilusión de poder decir: cuando salga de aquí, con esta formación, podré ser abogado, puedo dedicarme algo que no hacía antes".

Esa experiencia de casi nueve años, y el "interés" que le suscita su trabajo le han llevado a hacer su doctorado sobre el clima social y emocional que perciben los internos, sobre todo en las estrategias de afrontamiento ante la privación de libertad. Y también a mirar la vida con otra perspectiva. Durante el confinamiento por la pandemia, por ejemplo, estuvo aislada, pensó mucho en que "nadie se da cuenta de lo que es estar privado de libertad hasta que la pierdes".