Los vecinos del barrio de Campolongo llevan "por lo menos tres años" sufriendo la falta de luz y el mal estado de las calles y denuncian el abandono en que se encuentra la zona, sobre todo en los alrededores de la Iglesia de San José.
Charo, una de las vecinas afectadas, ha explicado a PontevedraViva que es una situación que están viviendo desde que comenzaron las obras del polideportivo, cuando los camiones que llevaban el material para construirlo "arrasaron con las farolas y dejaron todo lleno de agujeros. Desde que hicieron las piscinas nuevas, los camiones que vinieron a traer las cosas nos dejaron sin luz en las farolas. A una le rompieron la pantalla y las otras dos están apagadas, no encienden desde hace tres años", relata.
A ello hay que sumarle el mal estado de la calle, lo que supone un peligro para la gente, sobre todo para los más mayores y que tienen dificultades para caminar. "Por detrás de la iglesia están las baldosas rotas y otras levantadas y, por delante, los camiones dejaron todo lleno de agujeros. Además, el suelo tiene piedras, por lo que pones mal un pie o el bastón y te vas al suelo", aseguran los vecinos.
Conscientes de que es un problema que ahora en verano "no se aprecia demasiado", el vecindario del barrio de Camplongo considera que "con el cambio de hora se agravará", ya que es algo que llevan viviendo varios inviernos. "Dentro de nada a las 7 es de noche y la gente tiene que recurrir a los móviles para alumbrar por dónde caminan". Si bien cuando el gimnasio está abierto "las luces de dentro alumbran algo, cuando está cerrado no se ve nada" y aumenta la sensación de inseguridad de los que caminan por el entorno.
Pero los problemas no terminan ahí. El barrio de Campolongo, uno de los más transitados de Pontevedra se encuentra en un "estado desastroso", manifiestan indignados. "Hay un quiosco que está abandonado al lado de la parada de autobús de la Plaza de Galicia, cuando permanecía abierto estaba todo bien, pero ahora se encuentra lleno de papeles y de porquería" y, además, delante de la sede del Colegio Oficial de Dentistas "hay un bache enorme que lleva desde que hicieron la acera, hace unos cuatro o cinco años y claro, cuando llueve se encharca y hay que bordearlo".
Se trata de una serie de problemas que provocan miedo e inseguridad a las personas que van por ahí pero, sobre todo, "es un peligro para la gente mayor y tenemos que ir con muchísimo cuidado cada vez que vamos por esas zonas".