La isla de San Simón, un espacio de "tortura" para muchos gallegos, no puede acoger una fiesta de Samaín porque resulta una "indecente e insultante banalización do mal". Fue la petición que familiares de represaliados y colectivos de la memoria han hecho este martes en el puerto de San Adrián de Cobres (Vilaboa) hicieron para que el presidente de la Xunta impida esta actividad.
En el acto se leyó la carta que José Mejuto, fusilado por los franquistas, escribió a su familia desde la cárcel de San Simón. "Cuando seáis mayores y hagáis una visita a esta isla, no como yo la he hecho, a la fuerza y con las manos atadas, sino en plena libertad, recordad que allí ha estado vuestro padre. Que cada rincón de la isla es un recuerdo mío", relataba uno de los fragmentos.
Los asistentes dejaron patente su "total rexeitamento" a una celebración que "profana" un espacio simbólico de la memoria democrática, de un lugar que supuso "sufrimiento, dor e terror" y que ahora es utilizado como escenario para una "frívola festa de disfraces" que se publicita, "nunha suerte de mofa", como una "experiencia divertida de miedo e terror".
Considera el colectivo que la isla, calificada como BIC, fue convertida en los últimos tiempos en un "parque de atracciones" explotado por empresas privadas para hacer negocio y un espacio en el que tiene cabida todo tipo de actividades menos, justamente, las de memoria histórica.
Para insistir en la exigencia de que se respete a sus antepasados, en el acto también intervino Carlos Casal, que tuvo presos allí su abuelo, José Casal, y su tío Belarmino Casal. Además su abuela Casilda fue rapada. Desde el muelle, con la isla al fondo, señaló la casa familiar desde la que su abuela y su padre, menor de edad entonces, veían el lugar donde los tenían retenidos.
Explicó que su abuelo murió cuándo él tenía 22 años "e xamais o vin sorrir" porque el trauma que le causó la represión "fou total". Por eso, para él que se organice en la isla un acto como el Samaín es muestra de la "escasa calidade democrática" de nuestro país.
También Enriqueta Otero hizo un recuerdo de su padre, Eduardo Otero Molas, y de otros vecinos de Marín que estuvieron presos en el Lazareto. Entre ellos el alcalde, Antonio Blanco, que fue fusilado el 31 de diciembre de 1936.
Exigió "respecto" para todos aquellos que "deixaron na illa o mellor da súa vida" y para ese lugar desde donde, recordó, partían muchos presos a "viaxes sen retorno mentres os compañeiros esperaban a súa quenda coa angustia das familias (...) os que foron quedando non esqueceron nunca aos compañeiros".
Los colectivos anunciaron que, más allá de lo que ocurra el jueves, seguirán trabajando para conseguir la denominación de San Simón como Illa da Memoria y una programación de carácter público centrada en la memoria histórica democrática, con un plan de usos del espacio que evite actividades que sean ofensivas para las víctimas del franquismo y sus familias.