El rey emérito, Juan Carlos I, se sentó pasadas las 11 de la mañana de este sábado en el Bribón 500, que le esperaba atracado en el puerto deportivo de Sanxenxo. Lo hizo con intención de salir a navegar y competir en el trofeo InterRías de la Copa de España de vela, pero la falta de viento complicó sus planes, mantuvo en vilo durante horas si habría o no prueba y, finalmente, acabó suspendida y no pudo regatear.
En el Real Club Náutico de Sanxenxo se escuchó un bocinazo e izaron el gallardete de inteligencia, la bandera blanca y roja que indica que no se dan las condiciones meteorológicas para navegar, poco después de que él se subiese a bordo del buque, pero él siguió en el barco, sentado aguardando. Cuando ya se vio que era complicado competir, quiso salir igualmente al agua, para entrenar.
El emérito llegó al puerto deportivo minutos antes de las 11 de la mañana, directamente desde la casa de Pedro Campos. Allí, ante los medios de comunicación que aguardaban, aseguró estar "todo muy bien" durante este fin de semana en Sanxenxo, en el que es su regreso a España tras casi dos años.
El padre de Felipe VI también quiso agradecer el trabajo de los medios de comunicación, que tienen en la localidad un despliegue sin precedentes: "Muchas gracias por lo que estáis haciendo".
A su llegada al muelle, aguardó alrededor de 15 minutos en el coche que había conducido Pedro Campos y luego accedió al buque ayudado por un bastón y por una persona en la que de apoyaba. Con ayuda de dos personas por sus problemas de movilidad, accedió al barco.
Con él sentado en el Bribón 500, el resto de la tripulación se fue acercando a saludar y aprovecharon para hacer fotos con él.
A la una de la tarde, la competición seguía paralizada, pero no suspendida. En todo caso, el rey emérito sí pudo quitarse su deseo de navegar, pues salió al mar a bordo del Bribón para entrenar por la bahía de Sanxenxo.
Tras realizar un pequeño posado en el que saludó a los medios de comunicación emplazados en el espigón del puerto y a las varias decenas de vecinos y turistas que curioseaban por la zona, salió a la ría.
En el mar estuvo varias horas, alrededor de cuatro, hasta que, pasada las cinco de la tarde, y tras varios intentos fallidos, la prueba quedó finalmente suspendida y su jornada de competición se quedó en una tarde de entrenamiento, con el que regresó al agua casi dos años después, pues no lo hacía desde que en agosto de 2020 abandonó España, pero no pudo regatear. El motivo fue el viento inestable, que impidió montar el campo de regatas.
Al paso del Bribón 500 por el espigón de Sanxenxo, una mujer desplegó una bandera de España. En ese momento, varias decenas de personas contemplaban el momento desde la distancia y ella quiso hacer este gesto, según explicó, "porque la monarquía unió España, no se puede olvidar el peso de la monarquía, ha hecho más fuerte España".
La mujer llegó a Sanxenxo procedente de Valladolid a pasar el fin de semaan para "recibir al rey como se merece, que es con cariño".
Alrededor de las 17.30 horas, tras seis horas en el puerto, el rey se subió al coche de Pedro Campos y regresó a casa. A su salida de las instalaciones, le acompañaron aplausos y vítores de 'Viva el Rey' por parte de una veintena de personas y él se paró a saludar y hablar con los medios de comunicación. Ahí les dijo que está "muy bien, muy bien, como lo veis".
Ya a su llegada a la vivienda de Nanín en la que se aloja, reiteró que está "muy bien" e incluso bromeó con una reportera de Antena 3, a la que sujetó el micrófono en broma y dijo: "me lo quedo".