Juan Padín, patrón del Villa de Pitanxo, ha roto su silencio y su respuesta ha causado dolor y enfado en las familias de los fallecidos y desaparecidos del naufragio. "Casi todo es mentira", resume Kevin González, hijo del engrasador del buque siniestrado, en referencia a esas primeras palabras del capitán, que dijo en una entrevista publicada este martes en Faro de Vigo coincidiendo con el mes del trágico suceso.
"Soy una persona muy tranquila, pero esto ya es vacile", sostiene Kevin, que cree que la declaración es tan solo "para echar balones fuera" y que se trata de un testimonio que "llevan elaborando mucho tiempo", con un abogado. Cree que el patrón no solo miente en relación con lo ocurrido, sino que, además, lo hace con sus sentimientos.
"Dice que se apena por el dolor de las familias pero en ningún momento nos llamó. Ni él ni la armadora. Si tan seguro está y tan apenado está por la muerte de 21 personas, que me llame. A mí, a mi hermano, a mis abuelos que no van a poder enterrar a su hijo", critica Kevin en una entrevista con PontevedraViva, visiblemente afectado y dolido por esa falta de empatía del patrón, que no les ha llamado en un mes y las primeras palabras que dirige a las familias de la tripulación son a través de una entrevista en un periódico.
Las familias prefieren ser prudentes hasta que las investigaciones de la Audiencia Nacional y la CIAM aclaren lo ocurrido, pero les ha dejado "muy cabreados" esta versión por la actitud del patrón. El hermano de Kevin, Cristopher González, señaló al respecto, en declaraciones a la Radio Galega: "Él no quiere ir a la cárcel, nadie quiere ir a la cárcel. Parece que va como patrón perfecto salvador, pero, perdona, que hay 21 muertos. Si hicieses todo bien, no había 21 muertos".
El enfado también va dirigido a la empresa armadora, Pesquerías Nores, que tan solo les llamó una vez, para convocarles una reunión con todas las familias hace tres semanas en las que les contaron una cosa y, 15 minutos después, enviaron un comunicado "para decir todo lo contrario". Fue el comunicado en el que explicaron que el naufragio se debió a un fallo del motor que dejó el buque a la deriva mientras viraba la red. Desde entonces, no han vuelto a tener noticias.
En la entrevista asegura que se hizo todo lo que se pudo y que está "tranquilo porque hice todo lo que tenía que hacer" y "por mis manos pasaron diez personas, ayudándolas a subir" a la barca.También que el tiempo no era especialmente malo aquel día, sino que "hubo días de la marea anteriores en los que las condiciones eran mucho peores" y que, tras parar el motor, pidió que pusieran el auxiliar, "pero no me dan respuesta desde la máquina".
Kevin critica que esta entrevista se haya hecho "sin ni siquiera dar el pésame o pedir disculpas, solo para defenderse él". Y evita valorar posibles responsabilidades del patrón, pero recuerda que "todo está en manos de la justicia", ellos confían en la Justicia y también en el testimonio de Samuel Kwesi, uno de los tres supervivientes junto con Padín y Eduardo Rial (sobrino del patrón).
La versión de Samuel ante la Guardia Civil y la Comisión de Investigación de Accidentes Marítimos (CIAM) contradice a la visión oficial de la armadora y el patrón y llevó a la Audiencia Nacional a abrir diligencias para determinar si existen responsabilidades penales.
Las familias, aseguran, "confiamos en el testimonio de Samuel". Frente a ellos, Juan Padín mantiene la postura contraria y le acusa de estar "modificando la realidad", al tiempo que se pregunta "¿Cómo se puede mentir ante esto?".
Los familiares reciben esta versión con un "nivel de tensión" ya insostenible un mes después por la actitud del patrón, la armadora y el Gobierno central, que "nos está esquivando con las medidas que pueden tener para ir a buscar". Así, aprovechan para urgir al Ejecutivo que avance en las gestiones para encontrar los medios privados que puedan bajar al pecio del buque y buscar cuerpos que hayan quedado en el interior y la caja azul que ayude a la i investigación de lo ocurrido.
El patrón asegura en su entrevista que toda la tripulación subió al puente cuando dio aviso de abandonar el barco y que llevaban los trajes térmicos, "algunos se los estaban colocando y ya empezamos el abandono en sí". Sin embargo, tan solo él y su sobrino tenían los trajes, el resto de cuerpos localizados y el otro superviviente no los llevaban, algo que Kevin González considera "muy sospechoso".
Tampoco les cuadra otra parte de su versión. Así, aseguró que, cuando dio orden abandonar el barco, soltaron la balsa de babor y él y los dos engrasadores se encargaron de la de babor. Sin embargo, el padre de Kevin era uno de esos engrasadores y su cuerpo no apareció ni en esa balsa ni flotando. Además, encuentran contradicciones en su relato, pues en otro momento de la entrevista asegura, tras el fallo de motor, se encargó de todo el jefe de máquinas, que iba a bajar a ver qué ocurría. Sin embargo, según las familias, los engrasadores también tenían que haberse encargado.
Otro aspecto en el que no creen su relato es en la parte relativa a los casos de covid-19 detectados a bordo pues varios cadáveres fueron rescatados con la enfermedad. Él reconoce que llegó a haber seis positivos y que a los dos primeros los aisló, pero al resto ya no porque así se lo indicó el centro Radio Médico de Madrid, pero las familias creen que con esta forma de actuar se incumplieron protocolos, tanto en el aislamiento inicial como en no tomar la determinación de volver a tierra ante un brote tan grande.