Decenas de alumnos se agolpan en la entrada del IES Sánchez Cantón, sus padres, en la acera de enfrente, observan con una mezcla de preocupación y alivio. Y mientras tanto dos operarios arrancan con una radial la señal indicativa de un paso de peatones frente a la puerta del instituto para preparar la calle Reina Victoria para su futuro sin coches. Es la fotografía de la vuelta a la vida de los institutos pontevedreses más tensa y surrealista que se recuerda.
El Sánchez Cantón, por ser uno de los institutos con mayor número de alumnos y haber plantado cara a la semipresencialidad impuesta por la Xunta, centró todas las miradas de esta primera jornada de clase para la Educación Secundaria Obligatoria. Pero la escena fue similar en el resto de institutos de la ciudad a los que los alumnos se están incorporando de forma escalonada.
Las aglomeraciones se repitieron también en el paseo de Montero Ríos, mientras los estudiantes esperaban para entrar en el Valle Inclán. En cambio, más ordenada fue la vuelta en el IES Frei Martín Sarmiento. "Nos llevamos una grata sensación por el comienzo después de tanto estrés", confiesa aliviado y satisfecho el director del instituto, David Alvariño.
Divididos en cuatro entradas según sus estudios, los alumnos fueron accediendo al interior del centro escalonados en períodos de quince minutos. Cada grupo era recibido en el gimnasio por el equipo directivo y su tutor que, después de una breve bienvenida, los conducía a sus aulas. "Fue ordenado y muy tranquilo. El trabajo previo para seguir las normas funcionó", reconoce el director de un centro que cuenta con más de 1.200 matrículas y que recibe en esta primera jornada a los alumnos de primero y segundo de la ESO, de primero de los ciclos superiores y medios. Por la tarde será el turno de bachillerato, que en este centro sí será presencial pero por problemas de espacio tendrán que asumir un horario de 16 a 22 horas durante todo el curso. El jueves será el turno de los cursos restantes.
Un sistema similar trataron de implantar en el Sánchez Cantón y en el resto de centros. En este histórico instituto, los primeros en incorporarse fueron los más pequeños. Minutos antes de las 11.30 horas, estudiantes de primero de la ESO se apiñaban en la acera a la espera de la apertura de las puertas para conocer su nuevo centro educativo. En la verja de entrada los recibió un miembro del equipo directivo, quien les dio la bienvenida y les recordó las normas que deben cumplir por seguridad y les detalló la nueva organización de las clases. Luego los condujo, guardando cola y distancia de seguridad, al paraninfo para repartirse finalmente entre las aulas.
La puesta en escena se repitió hora y media después con los de segundo de la ESO, lo hará de nuevo esta tarde con los de bachillerato y ciclos superiores y mañana con el resto de cursos. Todos volverán a esperar en el exterior hasta ser llamados a un salón de actos en el que se les da la bienvenida al curso de la Covid, el más surrealista e incierto.