El Edificio Castelao del Museo de Pontevedra cerró este sábado el encuentro 'As mulleres que opinan son perigosas' con una segunda y última jornada que cerró la veterana periodista Mercedes Milá.
Además de repasar su trayectoria profesional, Milá defendió el papel de una televisión que "sigue teniendo mucha credibilidad", reivindicándola porque "es la magia absoluta de los medios de comunicación".
Sin embargo hay muchas cosas que cambiar ya que actualmente "en la televisión no están ni adolescentes, ni mayores. Estamos impidiendo escucharlas cuando tienen ganas de transmitir", criticó en un auditorio repleto.
"Feliz" con su nuevo programa, la periodista y presentadora reconoció el antes y después que supuso para ella su trabajo en Gran Hermano, tras el que "sentí síndrome de abstinencia" y en el que "lo que más me dolió fue la no reacción de mis jefes, que ni me llamaron para preguntarme como estaba. Su silencio atronador fue durísimo", explicó en relación a su salida del programa.
Con su habitual valentía, Mercedes Milá no quiso pasar por alto un tema que durante muchos años fue tabú en medios de comunicación como la depresión, que reconoció haber sufrido en entrevistas con Jesús Calleja o Jordi Évole. "Me costó mucho asumir que tengo una dolencia crónica desde la humildad", relató revelando que "hablé públicamente porque pensé que contándolo podía ayudar, y yo leí mucho buscando que me ayudasen".
Por último en su intervención no quiso olvidarse de "las mujeres que tenéis niños" y que "sois una heroínas, porque no muchos hombres aceptan la corresponsabilidad de buena gana".
Mercedes Milá fue la última ponente de una última jornada del foro 'As Mulleres que opinan son perigosas' que también contó con la presencia de Luz Sánchez Mellado, periodista de El País, un foro con Marta García Aller, Fernanda Tabarés y Ana Pardo de Vera, una charla de Ángeles Caballero, otra de Margaryta Yakovenko sobre la situación de las personas que han emigrado desde Ucrania, y una charla sobre opinión local a cargo de las periodistas Marta Otero y María Piñeiro.