Este miércoles 23 de agosto se abrirán de nuevo las puertas del infierno para que O Demo haga travesuras por las calles de Pontevedra.
La comitiva infernal recorrerá las calles y plazas del casco histórico y niños y mayores deberán aguantar las trastadas del rojo personaje, al tiempo que los más valientes intentan tirarle del rabo.
Siguiendo el programa previsto, a las 12.30 horas de este miércoles, el Demo saldrá con sus vasallos desde los arcos de San Bartalomé para a continuación recorrer la zona monumental.
A las 20 horas, la comitiva volverá a salir para hacer de nuevo este recorrido, por si algún crio y demás curiosos de la Boa Vila pierden la oportunidad por la mañana.
A las 21 horas comenzará el concierto de San Bartolomé ofrecido por la Banda de Música de Salcedo en la plaza de José Martí.
Media hora más tarde, a las 21.30 horas, se iniciará la Foliada do Demo con los Chichisos e Faiscas da Ponterga en la plaza de Curros Enríquez.
La Festa do Demo es sus 22 años de historia simboliza el éxito evidente que supone la recuperación de festividades y celebraciones tradicionales, prohibidas y perdidas en su momento. Es un ejemplo de ese folclore popular tan nuestro, que hace falta mantener vivo en el tiempo, al demostrar su vigencia a la hora de ofrecer divertimento y festividad en los tiempos actuales, mostrando una preocupación por la etnografía pontevedresa.
En su día, la recuperación de esta cita fue una labor de investigación de enorme interés a la par que complejo, ante la dificultad de encontrar información sobre la celebración en sí. La búsqueda principal se llevó acabo a través del libro 'Pontevedra, boa vila', que cuenta con un texto de Vicente Risco y un par de ilustraciones de Agostiño Portela.
Por supuesto, el vecindario también ayudó, siendo fuentes orales de referencia, al contar quien era Dominguiños, un pontevedrés de aquella época, que siempre ejercía de demo.
Este Dominguiños era un antiguo aprendiz de electricista, luego vendedor de décimos de lotería, mas recordado en la memoria popular por ejercer de Lucifer llegado el momento adecuado, momento en el los niños huían, a pesar de que también sabían que podían obtener algún que otro regalo de él en forma de caramelo.