Treinta y dos años de cárcel para un sacerdote de Vigo que abusó de seis menores

Pontevedra
26 de octubre 2021

Los abusos, que se produjeron en 2019 cuando los niños tenían 15 años, fueron durante un campamento en Cambados, en una peregrinación a Santiago de Compostela y en una asociación juvenil de Vigo que dirigía el religioso

Juicio contra un sacerdote acusado de doce delitos de abusos sexuales a seis menores
Juicio contra un sacerdote acusado de doce delitos de abusos sexuales a seis menores / Gonzalo García / POOL

Treinta y dos años y medio de cárcel ha impuesto la Audiencia de Pontevedra al sacerdote Segundo C.V, profesor de religión en el colegio Salesianos de Vigo, por abusar sexualmente de seis menores que estaban a su cargo. 

Los abusos, que se produjeron en 2019 cuando los niños tenían 15 años, fueron durante un campamento en Cambados, en una peregrinación a Santiago de Compostela y en una asociación juvenil de Vigo que dirigía el religioso.

Las magistradas de la sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra consideran acreditado que el sacerdote es autor de siete delitos de abuso sexual, tres de ellos continuados, que provocaron en las víctimas "sin duda alguna" un daño psicológico "evidente".

Además de prisión, el tribunal le impone 36 años de libertad vigilada, la imposibilidad de trabajar con menores durante 31 años más que la pena de cárcel y el pago de una indemnización de 76.000 euros al conjunto de los seis menores.

La sentencia refleja que el religioso "aprovechó" su situación de superioridad derivada de su profesión, de la confianza que los menores habían depositado en él y de la relación de amistad que les unía, "que iba más allá de la de profesor-alumno", para realizarles tocamientos.

Considera probados los hechos basándose, fundamentalmente, en el testimonio de las víctimas de los abusos, quienes declararon que se quedaron "en shock" cuando les ocurrió, sin ser capaces de reaccionar porque no podían creer que el sospechoso pudiera hacerles algo así.

Para "conseguir satisfacer su deseo sexual", apuntan las magistradas, el sacerdote actuaba sobre los menores en horas nocturnas, "cuando el estado de alerta disminuye y el nivel de conciencia decrece", venciendo cualquier "resistencia posible" de las víctimas.

Además, destacan que a estos abusos se suma la existencia de esa situación de superioridad derivada de esa relación de amistad y de ascendencia "que el acusado construía en torno a todos y cada uno de los menores".

El tribunal subraya que las víctimas narraron "con firmeza y de forma acorde a su edad" lo que les ocurrió y lo que vieron respecto de los otros, siendo "coherentes" y mostrando incluso un "sentimiento de culpa" por no haber sabido reaccionar en ese instante.

Las juezas también aprecian que los estudiantes carecen de "motivación espuria, animadversión o interés" en perjudicar al acusado, al que consideran "su amigo o su referente" y con los que todos ellos mantenían una "buena relación".

La sentencia confirma que el religioso ejecutó actos sexuales sobre cada uno de los menores consistentes, en todos los casos, en tocamientos en los órganos genitales, normalmente por encima de la ropa, aunque, en alguna ocasión, también por debajo.

"Los actos realizados no dejan lugar a la duda, no solo por el proceder subrepticio, aprovechando las horas nocturnas y el sueño de los menores, sino por los actos de contenido inequívocamente sexual", recalca la Audiencia en su resolución.

Con respecto a la defensa del sacerdote, la Audiencia de Pontevedra afirma que el hecho de que éste no presente rasgos psicopatológicos característicos de un abusador ni tenga una personalidad que le impida controlar sus impulsos no lo descarta como autor de los abusos.

El tribunal también rechaza la línea defensiva que sugería que los abusos los pudo haber cometido otra persona y que los menores se habrían equivocado en su identificación.

La sentencia de la Audiencia de Pontevedra es susceptible de recurso.