En Ponte Caldelas, hoy no se hablaba de otra cosa. Pocos eran los vecinos que desconocían que Pedro Sánchez iba a visitar este miércoles el municipio. Desde que el alcalde comunicó, a través de su cuenta de Facebook, que el exsecretario general del PSOE iba a pasar unas horas en la localidad, el revuelo ha sido constante. Y eso se ha notado en las calles del pueblo.
Sánchez se ha dado un auténtico baño de masas en Ponte Caldelas. Arropado por el alcalde y numerosos militantes socialistas, el político madrileño -que no dejó de sonreír durante toda su visita- se deshizo en halagos hacia el pueblo y hacia sus vecinos, a quien les dedicó continuos besos, abrazos y apretones de manos. Y como no, más de un selfie.
"Estoy muy ilusionado", repetía continuamente el líder socialista al ser cuestionado sobre el proceso de primarias abierto en el PSOE. También lo dijo ante los periodistas, en unas breves e improvisadas declaraciones, en las que destacó que afronta el reto de recuperar el timón socialista "con ilusión y esperanza" y dispuesto a debatir con sus compañeros.
Sobre la presidenta andaluza Susana Díaz, apenas una frase. "Me parece legítimo que cualquier compañero presente su candidatura", ha dicho. El debate que se genere, según Sánchez, "será bueno para el PSOE" y espera que todos los militantes socialistas "disfruten de esta fiesta de la democracia que son las primarias".
Sin duda, la carga política de su discurso prefirió reservarla para Ourense, en donde iba a protagonizar un acto público.
En Ponte Caldelas, en una visita calificada como personal, solo quería disfrutar de un paseo tranquilo y de una comida con un centenar de militantes y cargos socialistas, no solo de Ponte Caldelas, sino también de Pontevedra, Cotobade, Soutomaior, A Lama o Barro. Allí estaban, entre otros, Agustín Fernández o Gonzalo Caballero.
Tal y como había prometido el alcalde, cada comensal pagó su plato. En el restaurante El Puente esperaba a Pedro Sánchez un menú del día compuesto por merluza a la romana, ternera asada y tarta helada. Pero antes, el exsecretario general del PSOE quiso dirigir unas palabras de agradecimiento a la hospitalidad recibida.
Pero antes de esta comida, Sánchez paseó a pie por Ponte Caldelas. Llegó al Concello sobre las 13.50 horas. Venía directo del aeropuerto de Vigo, a donde se acercó Andrés Díaz en su coche particular para recogerle. Nada más salir del asiento del copiloto, el dirigente socialista entró en la casa consistorial, en donde saludó a parte de los trabajadores y de la corporación.
Tras recorrer todas las estancias del ayuntamiento, el alcalde guió a Pedro Sánchez por las calles más céntricas del municipio y le mostró, entre otras, la estatua dedicada a la trucha, la Alameda, una de las fuentes -de donde bebió directamente- o el puente sobre el río Verdugo, en donde realizaron continuas fotografías con todos aquellos que se cruzaban con ellos.
También hubo tiempo para conversaciones más triviales. Como la que Sánchez mantuvo con un vecino de Ponte Caldelas que, vestido con una camiseta del Barça y con el nombre de Messi en la espalda, se acercó a él para saludarle. "Disfruta del 6-1 -en referencia a la goleada al PSG- y de lo bien que se vive en Galicia", le dijo. "Pero en fútbol, yo soy del Atleti".
La anécdota más divertida se produjo en la entrada al restaurante. Mientras saludaba a los presentes, una mujer que estaba en la acera de enfrente gritó: "¡Pedrooooo! ¡Aquí, detrás de ti! Soy Penélope", parafraseando a lo dicho por la conocida actriz al entregarle el Oscar a Pedro Almodóvar. No solo provocó las risas del séquito que acompañaba a Pedro Sánchez. También logró lo que buscaba. Dos besos del ilustre visitante que hoy estaba en Ponte Caldelas.