17.20 horas del sábado 14 en el Hospital Montecelo, D.A.A., un vigilante de seguridad del centro hospitalario sube la cuesta desde la garita de vigilancia hasta Urgencias cuando una joven de 21 años y su padre, de alrededor de 50, le agarran para golpearlo varias veces en la cara.
Así es cómo recuerda la agresión el vigilante, víctima del suceso. Minutos antes, él y su compañera del servicio de seguridad habían sido requeridos en Urgencias porque una enfermera solicitó su intervención porque la joven de 21 años, vecina de Vilaboa, no dejaba trabajar al personal sanitario en un box donde intentaban atender a su abuelo. "Me imagino que llamó al padre y le dijo que yo le había agredido", explica el vigilante de seguridad al indicar que la chica también había llamado a la Policía Nacional relatando el enfrentamiento en el interior del centro hospitalario.
De esta forma, agentes de la Policía Nacional acudieron a Urgencias y requirieron que se personasen los vigilantes de seguridad para identificarlos y preguntar por lo que había sucedido en el box. "Fue como una encerrona", explica D.A.A., "cuando estaba subiendo llega el padre y comienza a agradirme. Ella me agarró el brazo y él zumbándome. Fue rapidísimo". Como consecuencia, el vigilante tuvo que ser atendido en el propio servicio de Urgencias de Montecelo por derrame en el tabique nasal, que le ha dejado los ojos morados. Esa misma noche, debido al dolor de espalda que sufría, también acudió al Hospital Domínguez donde le aplicaron un calmante.
La agresión se controló de inmediato porque los agentes policiales abandonaron la zona de Urgencias y frenaron el ataque para, a continuación, identificar a los presuntos autores del incidente. "El problema es que este hombre me puede dar un navajazo y yo no lo veo venir. Me estaban esperando", asegura la víctima.
"Es increíble, desde la pandemia la gente está muy rebotada. Piensa que tiene muchos derechos y ninguna obligación"
D.A.A. se muestra preocupado porque escenas de tensión "suceden día sí y día no" en los centros hospitalarios. Relata que, en esa misma jornada, en apenas tres horas se produjeron cuatro acciones complicadas. Entre ellas, la de una persona que se encaró con el personal de admisión y con la doctora que le había atendido en Urgencias porque en el informe de su atención figuraba que había tomado sustancias alucionógenas y reclamaba a gritos que le retiraran el dato del documento. "Menos mal que fuimos nosotros y se apaciguó", apunta el vigilante de seguridad, que narra como también una persona con problemas de alcoholismo al que había trasladado una ambulancia comenzó a gritar hasta que abandonó el centro hospitalario.
"Es increíble, desde la pandemia la gente está muy rebotada. Piensa que tiene muchos derechos y ninguna obligación", confiesa D.A.A., que lamenta la situación de desprotección en la que se encuentran los profesionales de seguridad: "hace años, cuando teníamos arma, éramos agente de autoridad. Ahora agente de autoridad es un médico o una enfermera, pero nosotros no; aunque trabajemos en el centro". Esta situación tiene como principal consecuencia la falta de respeto por parte de determinados ciudadanos: "a mí me dan cuatro ostias, es un delito de faltas y se acabó el tema. No va por lo penal. Es como si fuéramos un ciudadano más. Estamos desamparados ante la ley", comenta.
La ley de Seguridad Privada del año 1992 eliminó la condición de agentes de la autoridad de los vigilantes de seguridad y, por este motivo, no están amparados jurídicamente en el ejercicio de su profesión. La regulación aprobada en 2014 introduce la "protección jurídica de agente de la autoridad" considerando agresiones y desobediencias a agentes de la autoridad las que se cometan contra el personal de seguridad privada, debidamente identificado, cuando desarrolle sus actividades en cooperación y bajo el mando de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad. La norma es calificada de "descafeinada" por la Federación de Trabajadores de Seguridad Privada de la Unión Sindical Obrera (FTSP-USO).
En todo caso, ahora este vigilante espera que en el juicio "les caiga una buena sanción" a sus agresores "para que la gente sepa que pegar a alguien no es gratuito", argumenta D.A.A. La FTSP-USO también alerta del incremento de agresiones al personal de seguridad privada y este sindicato anuncia que ante esta "brutal agresión" intensificará su campaña "Stop agresiones al personal de seguridad privada" en Galicia.