Pagar y callar

12 de enero 2018
Actualizada: 18 de junio 2024

Comienza un nuevo año y tenemos que preparar el bolsillo para lo que se nos viene encima. Tras las fiestas toca volver a la cruda realidad: buscar trabajo, poner en marcha viejos propósitos, afrontar los problemas que hemos dejado a un lado durante unos días y, sobre todo, pagar.   

Comienza un nuevo año y tenemos que preparar el bolsillo para lo que se nos viene encima. Tras las fiestas toca volver a la cruda realidad: buscar trabajo, poner en marcha viejos propósitos, afrontar los problemas que hemos dejado a un lado durante unos días y, sobre todo, pagar. 
 
Pagar ese el verbo que más utilizamos porque es imposible moverse por la vida sin pagar por algo. ¿Pero pagamos lo justo o pagamos de más? Pagamos lo que nos quieren cobrar, sin pararnos a pensar si el servicio que nos dan se adecúa al precio, sobre todo en lo que a servicios básicos se refiere. Como mucho un leve lamento, pero nadie se manifiesta por esto.
 
Me refiero al agua, la luz, el gas, los carburantes, las autopistas y, de unos años para aquí, la telefonía que, de ser un lujo, se ha convertido en un servicio básico más para la mayoría de los ciudadanos.
 
¿Cuánto cuestan realmente estos servicios? ¿Cuál sería un precio razonable? ¿Un precio razonable sería suficiente para que las compañías que los suministran se enriqueciesen como lo hacen ahora? Posiblemente no, y ese es el problema, que se utilizan servicios que deberían ser públicos y de interés general para el enriquecimiento de unos pocos. 
 
Cada año suben las tarifas sin que nadie le ponga coto, y a pesar de la aprobación de leyes para la supuesta protección del consumidor, cada vez pagamos más. Los gallegos, que vivimos en la tierra del agua, sin embargo la pagamos a precio de oro, ¿por qué?. ¿Y la electricidad? ¿No están nuestros montes plagados de parques eólicos? ¿Por qué entonces pagamos la luz más cara de España?.
 

Mención aparte merece la telefonía, que abiertamente subastan los precios reconociendo veladamente que nos estafan. Sino, ¿por qué cuando vas a cambiarte de compañía te hacen rebajas que pueden superar el 50%? ¿Pierden dinero con estas rebajas, o es que ganan mucho con la tarifa anterior?.

Sinceramente creo que nos estafan, y lo hacen sin que nadie se plante ante esta situación de impotencia y, lo que es peor, sin que la Administración mueva un solo dedo por nosotros. ¿Tendrá algo que ver en todo esto que las famosas puertas giratorias siempre dan al mismo sitio?