La vida es una constante carrera de obstáculos en la que estamos permanentemente salvando escollos. Desde pequeños empezamos a competir entre todos y poco a poco vamos adquiriendo un enorme sentido de la competición que hace que desde muy temprana edad vivamos estresados y agobiados por saber si pasaremos la siguiente prueba que se nos va a presentar.
Estos días, los estudiantes que han finalizado el bachillerato se enfrentan a la temida Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), antes Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) y conocida popularmente por los que hicimos BUP como la famosa Selectividad. Siempre es lo mismo, pero le cambian el nombre en función de la ley de educación que esté en vigor. Una costumbre muy arraigada en España.
Por si no fuera suficiente el estrés de aprobar los cursos del bachillerato, los adolescentes tienen que someterse a una nueva prueba de esfuerzo mental que, de superarla, les permitirá acceder a la Universidad y cursar la carrera con la que muchos llevan soñando bastante tiempo.
La EBAU es el último escollo para que miles de estudiantes escojan una profesión y un hipotético futuro laboral. Cada uno tiene una idea y un sueño que pasa, irremediablemente, por obtener un buen resultado en esta prueba.
Lo que ellos no saben, es que los problemas de verdad empiezan después. La presión por la media obtenida, que la nota de corte sea suficiente, que haya plazas en la Universidad escogida y, sobre todo, encontrar un trabajo cuando por fin finalicen los estudios. Ahí es donde aparecen los verdaderos problemas de los estudiantes españoles. Sobre todo, si los comparamos con sus compañeros de otros países europeos.
No hay más que ver la tasa de paro juvenil, esa que mide a los menores de 30 años, y que sitúa a nuestro país a la cabeza del ranking europeo, con más de 30 puntos de diferencia sobre el mejor.
¿Es ese el futuro que les espera a los estudiantes de la EBAU de este año? ¿Qué se está haciendo tan mal durante tantos años, para no ser capaces de revertir esta situación? ¿No será que se está interiorizando el problema y ya no nos extraña?
La EBAU no examina solo a los estudiantes, también es una prueba para los dirigentes, porque de cada promoción una buena parte se irá a incrementar las cifras de parados, y su responsabilidad es tomar medidas para hacerles un hueco en el mercado laboral.