El día que el Peixe bañó en oro a Marín

Marín
31 de marzo 2020

El 25 de marzo se cumplerion cuatro años del histórico primer ascenso del Peixe Galego a LEB Oro, después de ganar la liga y la Copa LEB Plata y acaparar titulares de toda la prensa deportiva por el juego del "mejor equipo" que dirigió Javi Llorente

Ascenso del Peixe Galego a LEB Ouro
Ascenso del Peixe Galego a LEB Ouro / Diego Torrado

Histórico. Milagro. Hazaña. Son solo algunas palabras que aparecieron en titulares de la prensa deportiva de todo el país hace cuatro años para definir la impensable gesta lograda por un equipo de baloncesto de pueblo. El 25 de marzo del 2016, hace cuatro años y seis días, el Peixe Galego culminaba una campaña brillante al certificar el ascenso a la antesala de la ACB y lo hacía de la mejor manera posible: en casa, con un pabellón abarrotado, bajo la mirada de aficionados y personas que habían aportado su granito de arena sin pensar siquiera en semejante meta y con una victoria incontestable, 83-68 sobre el Fragata Morón de Sevilla.

"Fue un día muy especial para el club y para los que llevábamos allí muchos años. Un hecho muy difícil de repetir". Lo dice Javi Llorente, artífice desde el banquillo de aquel inolvidable ascenso. "Aunque luego lo volvimos a conseguir, pero la primera es especial", añade tras un breve silencio incapaz de contener la risa al rememorar esta doble proeza para un cub de una villa que ronda los 20.000 habitantes.

La excelente trayectoria deportiva del cuadro de A Raña en las últimas temporadas distorsiona el tamaño de los obstáculos que tuvo que salvar el club para ejercer el derecho que se había ganado sobre el parqué. Con una estructura deportiva limitada, un presupuesto minúsculo en comparación con las cifras de sus rivales y unas exigencias estratosféricas por parte de la Federación para competir en esa categoría, la directiva tuvo que avalar con su propio capital y llamar a incontables puertas para encontrar patrocinadores que permitieran hacer realidad el sueño dorado del Peixe.

"Sí que faltó apoyo económico a nivel general para poder competir en una categoría como esta", reconoce Javi Llorente sin querer buscar responsables y resignándose a la realidad económica de la época y del lugar. "Sí que sirvió para aumentar la masa social y también la base", se consuela.

Pero eso fue posterior, el ascenso se fraguó unos meses antes. Después de un inicio de liga complicado, el equipo encadenó una racha de 21 triunfos en 22 partidos, que le permitieron acabar líderes la primera vuelta, ganar la Copa LEB Plata y certificar el ascenso a falta de dos jornadas para el final de liga. Pero todo estaba en un inestable equilibrio, cualquier imprevisto podía hacer saltar por los aires la temporada.

"Era muy difícil, había que acertar en todo", contextualiza el entrenador leonés, pero de corazón marinense. Cuando toda la afición estaba convencia del ascenso y el equipo acaparaba ya toda la atención de la prensa deportiva local e incluso autonómica, Llorente seguía sin lanzar las campanas al vuelo. "Teníamos una plantilla muy corta y cualquier lesión podía afectar", explica el preparador.

Pero un triunfo inverosímil en Granada a falta de cinco jornadas para el final acabó por convencer al entrenador de que el 2016 era el año del ascenso. "Viajamos a Granada un día antes del partido, pero íbamos con muchísimas bajas y ellos llegaban en una racha muy buena. Fuimos a la prórroga y acabamos sacando el partido. Nosotros llegamos convencidos de que ese partido no lo ganábamos, pero lo hicimos", recuerda Llorente.

Y una semana después obraron el milagro. "Fue muy especial, fue la última vez que vimos así el pabellón. Lleno de gente del club, jugadores, técnicos. La situación del club se basa mucho en el trabajo de ellos", expone agradecido Javi Llorente.

Tampoco quiere restar ni un ápice de mérito a sus jugadores. "Fue el año que mejor equipo y grupo humano teníamos", reconoce. Aunque es capaz de ralatar uno por uno todos los nombres, prefiere no hacerlo para no dejar atrás a nadie. Pero no puede evitarlo y empieza por los de casa. "Manu (Ferreiro), Norman (Rey), Oubiña. Gregorio (Adón), Darío...", enumera con la sobriedad que define al Llorente entrenador y que aun así no logra contener del todo la emoción. 

Tampoco se olvida de unos forasteros que supieron ganarse el cariño de la afición como Pantín o Navajas, pero sobre los que se deshace en elogios por su rendimiento deportivo son Gabe Rogers y Javonte Green. "A Rogers lo teníamos ya del año pasado pero sabíamos que podía dar un plus, de hecho fue el máximo anotador; y con Green acertamos, fue unmilagro tener a un jugador así en Plata", detalla Llorente que destaca la capacidad del escolta para dar mayor valor as proyecto deportivo que le había planteado el Peixe que a la mayor suma de dinero que ponían encima de la mesa clubes de superior categoría.

Más que un club era una familia que fue fortaleciendo sus lazos a golpe de kilómetros interminables por todas las carreteras de la geografía española o con cenas de Navidad en equipo porque, como en la Premier inglesa, el baloncesto semiprofesional de España tampoco para por las fiestas. Es así que todavía mantienen el contacto y se felicitan por los logros conseguidos. Cuando Javonte Green debutó en la NBA con la camiseta de los Bostol Celtics, "le mandamos un mensaje de felicidades y él nos respondió agradecido por haberlo ayudado a llegar", valora el entrenador.

También a Llorente le han llegado cantos de sirena por más que él se niega a admitirlo. "Estoy en mi casa e identificado con el el club, yo iba a seguir seguro", recalca al mismo tiempo que admite que el éxito alcanzado le permitió también cumplir sueños profesionales como "Ir al mundial sub 17 con España que se celebró ese verano en Zaragoza", remata Javi Llorente, que renunció este año al banquillo del equipode su corazón, al que él condujo dos veces a Oro y para el que sigue trabajando en un rol secundario, lejos de los focos que siempre trató de esquivar.