Suma y sigue el Club Cisne Balonmano, que se hizo este sábado su tercera victoria consecutiva después de derrotar al Villa de Aranda con un contundente 35-20.
Tras una primera mitad de los más igualada, los jugadores de Jabato salieron de los vestuarios para dar un recital defensivo, convirtiéndose en una pesadilla para el ataque arandino, que estuvo más de trece minutos sin ver puerta.
Empezó cuesta arriba el Cisne, que se veía a los tres minutos de juego dos goles por debajo de su rival (1-3). Pero la efectividad en ataque de Chan y la fuerte defensa realizada en la posterior llegada del Villa de Aranda, provocó el robo de balón cisneísta y Álvaro Preciado se encargó de devolver las tablas.
Los de Jabato dejaron la inseguridad del inicio a un lado y empezaron a jugar mejor sus cartas, colocándose en el minuto seis con el marcador a favor por primera vez en lo que iba de partido (minuto 6, 5-4). Y siguió haciendo de las suyas el equipo pontevedrés, que aplicó una marcha más para poner contra las cuerdas a un Villa de Aranda que debía centrarse para revertir la situación. Paró el tiempo el técnico visitante pero fue la zaga cisneísta la que truncó las opciones de reducir la distancia rival, sobre todo cuando Carlos Álvarez, tras un buen contragolpe, anotó el 8-5 para los blancos.
Y cuando mejor estaban jugando los locales, aparecieron Pavle Banduka, Mikita Lashchakou y Nico López para endosar un parcial de 0-3 que, una vez más, devolvía la igualdad a un partido que estaba siendo vibrante pero en el que se estaban cometiendo demasiadas imprecisiones.
Así, cada vez que el Cisne intentaba imponer su ritmo, enseguida el Villa de Aranda lo neutralizaba evitando en todo momento que se alejara en más de dos goles. Incluso cuando quedaban 5 minutos de primera mitad, los locales no fueron capaces de administrar esa renta y fueron los de Burgos los que igualaron 16-16.
Pero, a falta de 5 segundos para el descanso, Bruno Vázquez anotó para dar la ventaja a su equipo aunque dejando todo por decidir en los siguientes 30 minutos (17-16).
Salió de los vestuarios mucho más enchufado el Cisne con un parcial de 2-0 en los primeros tres minutos tras la reanudación (19-16), ventaja que se mantuvo hasta el minuto 7, cuando los jugadores de Jabato, esta vez sí, demostraron de qué estaban hechos para hacer sufrir de verdad a un Villa de Aranda muy precipitado y se veía en la necesidad de parar el tiempo cuando el 21-17 lucía en el marcador del Pabellón Municipal.
Arropados por su afición continuaron con su buen hacer los locales, que hacían más profunda la herida en su rival con el paso de los minutos. Sobre todo cuando las imprecisiones de los de Burgos iban en aumento al no poder penetrar en el muro en el que se había convertido la defensa blanca y, bajo palos, cómo no, Jorge Villamarín, que había pasado desapercibido en la primera mitad, apareció para hacer de las suyas.
Trece minutos llevaba sin marcar el Villa de Aranda, mientras el Cisne se había colocado con una ventaja que llegó a ser de once goles y que dejaba sentenciado el duelo (minuto 22, 29-19).
Ya en los últimos compases, los de Burgos, tocados anímicamente, se dejaron ir, a diferencia de los pontevedreses, que mantuvieron la intensidad en todo momento dando un recital tanto ofensivo como defensivo que se tradujo en un contundente 35-20.