Épico y agónico. El Pontevedra logró tres puntos de mucho mérito, aún sin excesivo brillo, pero fruto de no bajar los brazos hasta el final, logrando remontar en el descuento con un golazo de Álex Fernández en un magistral lanzamiento de falta. Previamente, Pedro Vázquez había logrado el empate frente a un Sporting B que se adelantó en el único disparo a puerta que realizó en todo el partido, limitándose luego a intentar que no se jugara.
Primeros minutos de tanteo y equilibrio de fuerzas, con un Pontevedra que dominaba ligeramente y tenía más el balón, pero que se encontraba visiblemente más cómodo con espacios por delante, cuando conseguía salir a la contra.
Precisamente en una de esas acciones se rompieron las hostilidades y los granates tuvieron tres ocasiones consecutivas en la misma jugada, que todavía a estas horas los aficionados se preguntan cómo es posible que el balón no acabase en el fondo de la red asturiana. Fue tras un robo de Nacho López que sirvió en profundidad para Álex González. Su centro llegó a las botas de Álvaro Bustos, quien con todo a favor estrelló el remate en el poste. El rechace quedó para Nacho López, que lo intentó pero se encontró con una soberbia mano de Javi Benítez y un balón que buscaba Javi Pazos, pero que la defensa anticipó mandando a corner.
La acción despertó los miedos visitantes, en la misma medida que hizo creer al Pontevedra, quien a partir de ahí encerró a los yogurines en su parcela. Javi Pazos le pegó al aire en inmejorable posición, fallando el remate en un centro de Álvaro Bustos, y los de Luismi encadenaron lanzamientos de esquina sin demasiado acierto.
Hasta que llegó la pausa para hidratación y con ella la primera mala noticia para los granates, que perdían a Nacho López con molestias en los abductores de su pierna izquierda, teniendo que entrar en su lugar Santi.
La pausa y el cambio rompieron el ritmo de un Pontevedra que reanudó el juego despistado y el Sporting, que hasta entonces ni se había asomado al área local, encontró petróleo en la espalda de un nada contundente Pol Bueso. Fue en un pase filtrado por Garci que dejó sólo a Bertín ante Edu, para batirle con comodidad con un disparo raso y cruzado.
Herido, el Pontevedra careció de capacidad de reacción y se retiró al descanso en busca de soluciones, incapaz de volver a inquietar la meta rival. Habían sido 13 disparos a puerta de los locales por uno sólo de los visitantes. Dato tan elocuente como motivo de reflexión.
Pero el regreso al campo no sirvió para mejorar la decoración. El Pontevedra dominaba, pero era incapaz de crear peligro a un Sporting B que a medida que pasaban los minutos demostraba tablas y oficio impropios para su edad, para manejar a la perfección ese "otro fútbol" consistente en hacer que se jugase el menor tiempo posible.
Los asturianos "rascaban" en cada entrada, ante la mirada de un árbitro permisivo, que ni siquiera vio falta cuando un defensor gijonés le partió la nariz a Romay, obligando a Luismi a agotar cambios con más de media hora por delante.
Pero ni con los cambios. El Pontevedra había entrado en modo "encefalograma plano", incapaz de crear juego ni oportunidades, facilitando la tarea defensiva de un Sporting bien armado atrás, que se defendía sin agobios y arañaba segundos en cada contacto, simulando lesiones inexistentes para conseguir romper el poco ritmo al que ya se había ido el partido.
Claro que la racanería en fútbol, y más tratándose de equipos filiales, a veces tiene castigo. El Sporting no tenía empacho en ceder saques de esquina, confiado en su firmeza defensiva, pero obviando que ante la falta de ideas, las acciones a balón parado pueden ser un recurso inestimable. Habían sido hasta 12 corners lanzados por los granates (ninguno el rival) sin haber conseguido rematar ni el primero, pero en el decimotercero llegó la luz. Lanzó Álex Fernández, entre Adighibe y Pol Bueso remataron, la defensa desvió, pero el balón se fue a los pies de Pedro Vázquez que de volea lo puso en la escuadra.
El gol del empate llevó el partido al descontrol, con un Pontevedra que asumió riesgos, y que culminó la remontada, como no, también a balón parado. Con los ocho minutos de añadido (y se quedó corto) que decretó el colegiado, se abría la puerta a la esperanza. Álex Fernández sería el encargado de traspasarla, y de qué forma, con un golazo al transformar una falta lateral y ponerla en la escuadra del segundo palo, haciendo estallar Pasarón. Justo castigo para un rácano Sporting.
PONTEVEDRA CF (2): Edu; Nacho López (Santi, minuto 31), Víctor Vázquez, Pol Bueso, Naveira (Pedro Vázquez, minuto 56); Álex Fernández, Berrocal, Álvaro Bustos, Romay (Adighibe, minuto 60), Álex González; y Javi Pazos.
SPORTING B (1): Javi Benítez; Coto, Villalón, Pelayo, Espeso; Aizpiri, José Gragera; Garci (Gaspar Campos, minuto 80), Pelayo Morilla, César (Javi Cobo, minuto 71); y Bertín (Iván Elena, minuto 87).
Árbitro: Alfonso Vicente Moral (Castilla-León), auxiliado en las bandas por Jesús Rodríguez Gonzalo y Carlos Cañinabo Arias. Expulsó con roja directa al jugador del Pontevedra, Campillo (minuto 96) estando en el banquillo. Amonestó a Nacho López, Javi Pazos, Víctor Vázquez, Adiguibe y Álex Fernández, en el Pontevedra, y a Espeso y Bertín, en el Sporting B.
Goles: (0-1) Minuto 36: Bertín. (1-1) Minuto 79: Pedro Vázquez. (2-1) Minuto 90+5: Álex Fernández.
Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón (Pontevedra). Unos 2.200 espectadores.