Combatir la situación de emergencia climática se ha convertido en una obsesión para la comunidad internacional que, a finales de este 2019, se ha reunido en Madrid para avanzar en la búsqueda de soluciones que ayuden a frenar el deterioro del planeta.
Esta Cumbre Mundial del Clima ha hecho entender a todo el mundo que para tener un impacto global sobre la crisis climática hay que tomar acciones desde lo local. Y a este respecto, han sido muchas las ciudades que han demostrado estar en esta vanguardia.
Alcaldes de distintas ciudades españolas y mundiales han sido referentes hacia los que han mirado los participantes en esta cumbre climática, al entender que los municipios son esenciales para alcanzar los objetivos ambientales e implicar a la ciudadanía.
Y Pontevedra ha estado entre ellas. No una, sino dos veces, la ciudad gallega ha sido invitada a participar como ponente en las jornadas de trabajo de esta cumbre impulsada por la ONU y conocida como la COP25 para explicar su transformación urbana.
En su primera intervención, Pontevedra compartió protagonismo con otras tres ciudades que, al igual que la Boa Vila, lograron el premio ONU Hábitat: Málaga, Sevilla y Noaín (Navarra). Todas ellas fueron identificadas como modelos de ciudad en las que ya se lleva tiempo actuando con resultados positivos para el clima y el medio ambiente
En su intervención, el alcalde de Pontevedra explicó cómo la ciudad pasó de ser "un almacén de coches" a una referencia mundial en materia de movilidad y diseño urbano gracias a un "cambio de paradigma" en el que el espacio público se concibe para las personas, para la convivencia y para la estancia de los ciudadanos.
Días después, Pontevedra fue reclamada para participar, junto a Madrid, Barcelona o Valladolid, en una mesa redonda organizada por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social que analizó cómo los municipios pueden prevenir los efectos de la crisis climática y la contaminación atmosférica en la salud pública.
La ciudad, citada como ejemplo de buenas prácticas en hábitos saludables, defendió en este caso que el proyecto integral por el que ha apostado Pontevedra ha logrado un notable efecto en la reducción de emisiones de CO2, datos que superan en muchos parámetros a los recomendados por la ONU en el horizonte de 2030.
La participación de Pontevedra en la Cumbre Mundial del Clima llegó apenas mes y medio después de la medida que llevó a la Boa Vila, de nuevo, a copar los titulares de medios de comunicación de toda España por su transformación urbana.
La ciudad del Lérez fue la primera en limitar la velocidad máxima en su 'almendra central' a tan solo 10 kilómetros por hora. Y no solo para los coches, sino para todo tipo de vehículos, incluidas las bicicletas o los patinetes eléctricos.
Esta medida, que fue recibida con disparidad de opiniones, se aplicó a finales de octubre en el centro histórico y las calles del ensanche que lo rodean: Arzobispo Malvar, Plaza de España, Michelena, Riestra, Gutiérrez Mellado, Plaza de la Peregrina y el primer tramo de Benito Corbal. También se sumaron zonas recién renovadas como Gorgullón y Virgen del Camino.
El objetivo de esta limitación de velocidad, por la que ya han mostrado interés otras ciudades como Vitoria, es aumentar la seguridad vial en este ámbito urbano e incrementar la "sensación de seguridad" de los ciudadanos, según explicó en su momento el gobierno municipal.