Hace cinco días que un compañero de la asociación de vecinos Moldes-Mourente avisó a su presidente Eulogio Sartier de que el crucero de San Mauro "lo desplazaron más". Es la tercera vez que ocurre desde que esta pieza fuese repuesta en la plaza de la capilla del mismo nombre hace menos de un año.
Eulogio Sartier hace una cronología de los últimos tres sucesos. El primero, el 1 de noviembre de 2023, día de gran afluencia de visitantes al próximo cementerio de San Amaro, "el crucero se desplazó, algo menos que ahora". Se refiere a que presumiblemente un conductor hizo una maniobra con su vehículo sin caer en la cuenta de que estaba empujando el pedestal del crucero. "Mandamos venir a la Policía Local, hay un informe que enviamos a Patrimonio de la Xunta y del Concello de Pontevedra, y a la Iglesia", completa Sartier.
El segundo incidente se produjo 48 horas más tarde. "Dos días después de Difuntos lo volvieron a desplazar un poco más, apareció un plástico de la defensa de un coche en el pedestal", señala.
El tercer episodio calculan desde la asociación de vecinos que se habría producido el pasado fin de semana, último del mes de abril. "Pudo ser una furgoneta o un todoterreno, porque el pedestal pesa, antes estaba tomado por cemento alrededor, ahora ya no", sospecha Sartier. También intuye que "si llueve, un coche con el cristal empañado" fácilmente puede provocar que el conductor no calcule bien las distancias y acabe estampándose contra el crucero.
"Lo que nos tememos es que cualquier día aparezca abajo, en el suelo, que le peguen un golpe y se rompa el varal", lamenta el representante vecinal.
Por ello, la asociación de vecinos propone que se devuelva el crucero a su emplazamiento anterior, a pocos metros de la ubicación actual y donde aún se conserva la silueta en el suelo de las piedras en las que se asentaba. Para preservarlo, sugiere delimitar "una contorna de seguridad delante del atrio, una especie de cadena para que no metan los coches en la puerta de la capilla y se proteja el crucero".
Con esta medida, tan solo se perderían dos plazas de aparcamiento en la plaza, zona que para la asociación de vecinos es imprescindible que siga abierta al estacionamiento de vehículos "porque es un servicio, el tanatorio tiene aparcamiento pero es necesario mantener este otro para la gente que viene al cementerio a traer flores, por ejemplo".
El siguiente paso para conseguir protección para el crucero de San Mauro es "intentar desplazarnos a Santiago y que nos digan qué pasa con la reunión entre Iglesia y Xunta, que nos dicen que se reúnen cada 6 meses" y en la que, desde Patrimonio de la Xunta, se les comunicó que se iba a debatir este asunto, con el informe de la Policía Autonómica relativo a los daños de noviembre sobre la mesa. "Esto ya no se puede consentir", clama Sartir.
Fue hace 14 años cuando los vecinos de Moldes-Mourente empezaron a movilizarse, a raíz de que el crucero amaneciese destrozado. "Al poco tiempo de que la Concellería de Cultura le pidiese a Don Severino que retirase la protección que tenía de hierro porque estéticamente no estaba bien, un coche tiró y rompió la cruz de la parte de arriba del crucero y otro coche cuatro días después tiró el varal", relata Sartier.
Durante más de una década demandando su reposición, finalmente se recuperó el crucero y se cambió su emplazamiento, que ha provocado opiniones encontradas. Más polémico fue el cierre de la plaza hace cuatro años. "La Iglesia vino a colocar unas piedras y un candado; el candado lo tiraron de noche y al día siguiente apareció la cadena rota", de modo que se decidió reabrir el espacio para el tránsito y el aparcamiento de vehículos.
El crucero de San Mauro ha tenido tres emplazamientos diferentes
Recuerda Eulogio Sartier que, a lo largo de la historia, el crucero de San Mauro ha tenido tres emplazamientos diferentes: delante de la puerta de la capilla, en un lateral de la misma y la actual, en el centro de la plaza.
Para la asociación de vecinos, colocarlo en el lateral de la capilla y con perímetro de protección evitaría nuevos impactos de vehículos sobre este elemento patrimonial, que forma parte de la identidad de la parroquia. "En su día, Don Severino dijo que sí, pero murió y Don Pablo nos dice que tienen que decidirlo en Santiago, y Santiago que no, y así estamos".
Administración local y autonómica, Iglesia y vecinos son cuatro agentes implicados que de momento no han llegado a un acuerdo. Mientras, la asociación de vecinos Moldes-Mourente urge una solución antes de que el crucero sufra nuevos daños. Muestra de que estos vecinos no van a desistir en su empeño lo demuestran las dos pequeñas victorias que ha logrado este colectivo para este entorno: "que poden los árboles lo conseguimos nosotros, y también que se limpie el atrio cada quince días, no fue el cura, fuimos nosotros", afirma Sartier con determinación.