La Audiencia Provincial de Pontevedra dejó este jueves visto para sentencia el juicio contra Andrés de Vicente Fuentes, 'Capi', conocido porque en 2015 agredió al ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la ciudad, por el asesinato en grado de tentativa de un periodista de la delegación local de La Voz de Galicia. Durante cinco horas, el tribunal revisó la causa y deberá decidir si, como sostiene el acusado, no tenía intención de causar nada más que daños materiales o si, como alegan la Fiscalía y la víctima, quiso matarle.
"Sin mediar palabra, empezó a decir: te mato", relató la víctima en la sala de vistas, donde declaró protegido por un biombo. Según explicó, le repitió "muchas veces" esa misma expresión, "te mato", mientras le atacaba.
El fiscal insiste en esa intención y le atribuye un delito de asesinato en grado de tentativa por el que pide ocho años de prisión, 7 de libertad vigilada y diez de prohibición de acercarse y comunicarse con su víctima.

El fiscal, Alejandro Pazos, también le atribuye un delito de daños por haber destrozado diez monitores de ordenador y un televisor valorados en 2.221 euros por los que le pide una multa de 1.690 euros y otro de resistencia por oponerse a la detención por parte de la Policía Nacional por los que solicita 4.140 euros. En el arresto, un agente resultó herido.
La defensa del acusado pide que se le aplique una eximente completa por alteración psíquica o, alternativamente, un delito de lesiones agravado con eximente incompleta por alteración mental. En todo caso, pide su ingreso en un centro psiquiátrico especializado. Coinciden con la petición de ese internamiento las acusaciones particulares que ejercen La Voz de Galicia y el agente de policía herido, que también hablan de esa eximente incompleta. "La cárcel no es el lugar en el que tiene que estar", señalan.
Su madre pidió en la sala algo que lleva demandando "nueve años", su ingreso en un centro especializado: "Quiero que mi hijo se cure. Tiene 26 años, todavía se puede hacer algo, pero si Andrés no entra en un centro, no se puede hacer nada", insistió.
Andrés de Vicente llegó a la sede del periódico armado con un rodillo y un cuchillo de 18 centímetros y le atacó, pero centra su defensa en que nunca fue su intención matarle. "Juro que con mis actos nunca quise causar daño a nadie", declaró, sino que actuó para "que parasen de acosarme, que me dejasen tranquilo".
Así, insiste en que "perdí la cabeza". Su motivación era intentar callar a todos los medios, no solo a este periódico, fue a esta redacción porque estaba a apenas "30 metros" de su casa y llevó un cuchillo porque "quería disuadir a los periodistas y que me hiciesen respetar, que me diesen explicaciones de por qué estaban publicando noticias sobre mí".

Los primeros policías que llegaron al lugar y le detuvieron confirmaron que no paraba de "justificar el motivo de la agresión", que la prensa le había "arruinado la vida" y "tenía que vengarse".
Ese día llegó al periódico y se encontró primero a una trabajadora a la que preguntó si sabía quién era y dijo: "yo soy el que pegó a Rajoy". También a ella le explicó, según relató ella en el juicio, que los medios le estaban "haciendo daño" e iban a "acabar con su vida". Ella, pensando que estaba sola, salió corriendo cuando vio que sacaba un rodillo y empezaba a causar daños.
Los hechos ocurrieron sobre las 13.40 horas del 14 de julio de 2023. Este periodista pontevedrés estaba en el fondo de la redacción cuando escuchó "un estruendo" y se asomó pensando que alguien se había caído por las escaleras. Vio que esa compañera salía corriendo y se encontró con el agresor, que empezó a atacarle. Primero levantó un palo, que resultó ser un rodillo de cocina, y reaccionó "cubriendo la cabeza".
Tiró el rodillo y sacó de la cintura un cuchillo. La escena le recordó a la icónica imagen de la película Psicosis: "lo movía de arriba a abajo" y se dirigía "a donde fuera".
Lo "acometió varias veces" y, aunque se cubrió con las manos, le alcanzó el pecho, donde le causó un pinchazo que, según los forenses, "si hubiese entrado en profundidad, podría haber provocado un compromiso vital".

Las heridas derivadas de "la acometida" y defensivas también le llegaron al antebrazo, con una herida superficial de 15 centímetros, y la mano, con un corte de tres centímetros, y otro de seis en el pulgar. Sufrió, asimismo, una contusión en el brazo izquierdo.
Según relató la víctima, "no llegó a un minuto, ni a 10 segundos", hasta que logró escapar. Tiene pocos recuerdos nítidos de lo que sucedió después, "presa de un ataque de ansiedad". Los testigos le vieron llorando y sangrando y él recuerda que "solo pensaba en mi mujer y en mi hija y nada más"
El acusado insistió en que se sentía "muy frustrado" porque llevaba "años sufriendo un acoso mediático muy grande", todo "desde que golpeé a Rajoy siendo menor de edad" y a lo largo de los años, y que "no" pensó en las consecuencias de sus actos, sino que había consumido cocaína, no había tomado bien el tratamiento para sus patologías psiquiátricas, "perdí totalmente la cabeza" y "se me ocurrió ir a hacer un destrozo a La Voz de Galicia".
Asegura que de inmediato sufrió arrepentimiento. "Cuando había acabado todo, pensé que la había liado muy parda, que había hecho mucho daño", relató. De hecho, según su versión, sí atacó a este periodista con un rodillo, pero ya no con el cuchillo. "Lo vi, lo golpeé con un rodillo", reconoce, pero acto seguido sacó el cuchillo y la víctima "se abalanzó sobre mí y me sacó el cuchillo". El arma cayó al suelo y asegura que no le persiguió cuando salió corriendo y se quedó quieto hasta que llegó la Policía Nacional.
Al respecto, su madre insistió en ese arrepentimiento, pues "desde el minuto cero, me pidió: perdón, mamá, iba allí a romper cuatro ordenadores y mira a dónde llegamos". El delegado de La Voz de Galicia en Pontevedra confirmó que ese día, poco después de los hechos, su padre acudió a "pedir perdón" por la acción de su hijo.