Entre las 11.00 y las 11.30 horas de este martes 11, clínicas veterinaria de toda España cerraron sus puertas en señal de protesta por el nuevo Real Decreto 666/2023, que regula la distribución, prescripción y uso de medicamentos veterinarios.
En Pontevedra, muchas clínicas se sumaron a las protestas. Desde su centro en Mourente, Alberto Silva, presidente de la Asociación Empresarial Veterinaria de Galicia, explica que con este gesto han querido "decir Basta ya" a una situación que arrastran desde hace años.
El nuevo decreto ha sido "la gota que colmó el vaso que se lleva llenando mucho tiempo" y han decidido pararse y protestar. Ahora ya tienen decidido seguir con más acciones de protesta que tendrán que ir definiendo.
En esta ocasión, este cierre simbólico rechaza la nueva normativa, que obliga de registrar oficialmente los antibióticos que se recetan a las mascotas y obliga a realizar pruebas complementarias para justificar estas prescripciones.
Estas indicaciones les obligan a "una carga burocrática inasumible" y, además, "anula totalmente el criterio facultativo".
Así, indica que está de acuerdo en la necesidad de regular la dispensación de antibióticos para frenar el aumento de la resistencia bacteriana, pero considera que la forma adoptada no es la adecada, pues obliga a "prescribir en base a un concepto administrativo" y no por el criterio del profesional.
Según explica Alberto Silva, este tipo de normativas "lo único que hacen es dificultar muchísimo la atención sanitaria", pues establece cuatro niveles de tratamiento y obligan a ir aplicando siempre desde el primero hasta el último, sin que los veterinarios puedan aplicar su criterio. "Encarece los tratamientos y provoca muchas demoras", cuestiona.
Ven en esta norma "un ataque directo al criterio facultativo del veterinario" y no creen que sea eficaz en la lucha frente a la resistencia bacteriana, que "debe estar basada en nuestro conocimiento, en nuestra titulación, en nuestra formación continuada". Así defiende que "el uso racional de antibióticos es algo que hacemos desde siempre".
La carga burocrática es otra de sus quejas, pues "es inasemable el alto grado de complejidad de los trámites administrativos que implica una simple prescripción", que exige u tiempo de dedicación que resta tiempo para atender a los animales, sobre todo, en clínicas de tamaño pequeño.
"Lo que hace es complicar absolutamente la atención sanitaria de calidad", insiste, y añade a sus críticas una vieja demanda del sector, la bajada del IVA actual, del 21%, al tipo super reducido del 4%. "Somos una profesión sanitaria y, sin embargo, nuestra actividad nunca es tratada como una actividad sanitaria", lamenta.
Así, critica que se les aplica "el IVA de un artículo de lujo".